Se vaticina que el presente 2024 sea un año de cifras récords para el turismo. Para comenzar, se prevé que el gasto mundial en turismo supere su máximo histórico alcanzando los dos billones de dólares.
Ni la inflación, ni la turbulenta realidad internacional parece que ponen freno a que los entusiastas de las maletas y las cámaras fotográficas se decidan a emprender nuevas aventuras. El sector espera crecer, ni más ni menos, que un espectacular 16% este año. Cierto es que vivimos un año bisiesto, por lo que tenemos Olimpiadas, en París en este caso, y Eurocopa, en Alemania en este otro.
Según ha hecho público la compañía Foundever, el transporte ferroviario se incrementará 35,6% con respecto a 2023. LATA, Asociación de Transporte Aéreo Internacional, prevé un crecimiento exponencial y se aventuran a afirmar que duplicarán las cifras prepandemia con 7.800 millones de viajes para 2040. Mientras que los cruceros, otra tendencia en alza, cuentan con que este año sus ingresos alcancen los 30.100 millones de dólares a nivel global.
Crecimiento internacional en el que España es uno de los activos más fuerte, ya que forma parte del top 5 de destinos preferidos por los viajeros.
Turespaña confirma que este verano recibiremos un 8% más de turistas de Reino Unido, nuestro principal mercado, las capacidades aéreas con Italia suben un 13,8 % y la previsión de asientos y los datos de frecuencias de vuelos directos a nuestro país desde Estados Unidos experimentarán incrementos superiores al 16 %. Desde el Ministerio de Industria y Turismo se prevé, además, que los turistas extranjeros gasten este año un 25% más que en 2023.
En España estamos preparados. Este aluvión de viajeros no nos pilla ni por sorpresa ni desprevenidos. Buena muestra de ello son las cifras del paro. El mes de mayo en Andalucía le desempleo cayó un 2,3%, siendo la comunidad autónoma que más ha bajado las listas de parados. Los sectores con mayor contratación en Sevilla son (a ver si lo adivinan) el turismo y el comercio.
Y es que, si España es un abanderado de buen turismo en todo el mundo, Andalucía, sin lugar a duda, es la joya de la corona.
Por poner un ejemplo, la capital andaluza superó los tres millones de viajeros y seis millones de pernoctaciones en 2023. Según el Instituto Nacional de Estadística, 3.018.060 viajeros se alojaron en los hoteles de Sevilla a lo largo del año. De ellos, más de la mitad eran extranjeros (el 54%), mientras que el 46% fueron de origen nacional.
Ya en 2024, Sevilla registró un aumento del 5,2% durante la pasada Feria de Abril y, además, un incremento del 1,2% en las ventas en restaurantes y un 4,7% en las ventas de ropa, según los datos de SpendingPulse™ de Mastercard.
Recopilando, el turismo crece influyendo de lleno en el transporte, el comercio, la restauración, el comercio, la cultura, la vivienda, … en definitiva, haciendo crecer nuestra economía. Son muchos los sectores que se ven beneficiados por el turismo, lo que lo ha convertido, si lugar a dudas, en el motor del crecimiento económico de nuestro país, en general, y de nuestra región, en particular.
Pero como todo en esta vida, el turismo tiene (y debe) mejorar. La aglomeración de visitantes, el incremento de alojamientos turísticos, la pérdida de la identidad del centro de nuestras ciudades, la contaminación, … conforman la “cara B” de este boyante sector.
El turismo se encuentra en un punto de inflexión. Una vez superada la crisis del Covid, el sector se encamina hacia la búsqueda de la calidad. La tendencia es ofrecer experiencias más ricas, personalizadas y sostenibles. Y la clave para conseguirlo, aunque muchos no lo crean, es la innovación, la tecnología, la ingeniería, la ciencia.
Existe ingeniería en los medios de transportes: la llamada movilidad sostenible tiene como punto de mira también a los turistas y, por tanto, los recorridos de larga distancia fomentando los desplazamientos que generen las mínimas emisiones de CO2 posibles, sin olvidaros de la importancia en este campo de los transportes públicos y de alquiler donde la sostenibilidad avanza a pasos agigantados.
Ingeniería en los trámites del ocio: cada día es más fácil y frecuente la adquisición de entradas y reservas de forma online, o empleando códigos QR, lo que supone un significativo alivio de las colas que pueden colapsar nuestros cascos históricos y dejando atrás las masificaciones que desnaturalizan los paisajes primitivos de cada entorno.
Ingeniería en los alojamientos: hoteles respetuosos con su entorno, elaborados con materiales sostenibles y eficientes desde el punto de vista energético. Los alojamientos turísticos son punteros en la implantación de placas solares y en el reaprovechamiento del agua, tratando siempre de ser ejemplo de economía circular. Debemos tener en cuenta que uno de los objetivos de la Agenda 2030 es que España ofrezca un turismo sostenible.
No debemos olvidar que el principal motivo para viajar en la actualidad es el placer y ocio, los viajes de negocios representan solo un 20% del total. En el ocio es crucial el contacto con la naturaleza, ya que el bienestar, el lujo, el ecoturismo, los deportes y la aventura serán las principales áreas de crecimiento en 2024.
Punto y aparte merece la irrupción de la Inteligencia Artificial en el sector turístico. Entre otros aspectos, la IA va a los trabajos de traducción y los empleados dedicarán su tiempo a trabajos que aportan más valor. Más pronto que tarde, veremos con la IA ofrece a los viajeros experiencias y atenciones únicas. Es la denominada hiperpersonalización, donde se tiene en cuenta las necesidades, preferencias, comportamientos y gustos de los huéspedes para adaptar servicios, ofertas y experiencias que mejoren el viaje y la estancia de los turistas para garantizarles una experiencia única. No es una utopía, ya se está aplicando gracias tecnologías avanzadas que ajustan cada experiencia de manera individualizada y en tiempo real.
Un ejemplo de la experiencia que buscan los viajeros es el programa “Naturaleza encendida” que ofrece el Real Alcázar de Sevilla. Un espectáculo tecnológico que invita al visitante a vivir una experiencia inmersiva e innovadora en contacto directo con la naturaleza. Tecnología punta en el corazón del palacio real en uso más antiguo de Europa.
Los ingenieros e ingenieras tienen el poder de transformar el turismo, de diseñar uno más respetuoso, sostenible y amable, de que el turista vuelva a ser visitante, de que nuestros vecinos y vecinas dejen de ver como una amenaza el hecho de que nuestra ciudad sea destino deseado de tantas personas en el mundo, y vuelvan a sentir el orgullo de ese “andalusian crush” al que hacía referencia la aclamada campaña de la Junta de Andalucía.
Estoy convencida de que la ingeniería ha aterrizado en el turismo para quedarse y transformarlo, para darle un giro al concepto y que volvamos a sonreír con orgullo cuando al salir a la calle encontremos a visitantes, deseosos de conocer y respetar los tesoros de nuestra tierra, que seguirá igual de fantástica cuando ellos se hayan marchado para, seguro, volver no muy tarde.