Últimamente me interesan bastante los temas que tienen que ver con el mercado laboral, fundamentalmente, porque las reflexiones y conclusiones de todas las transformaciones empresariales actuales, según diferentes estudios que estamos llevando a cabo desde Intelqualia, llevan todos a las mismas problemáticas relacionadas precisamente con el relevo generacional en las organizaciones, con el desajuste entre la oferta y la demanda laboral, la captación de talento, retención de talento, etc., es decir, básicamente todo lo que tiene que ver con la gestión de personas, por tanto, últimamente ese interés me ha llevado a asistir a distintas conferencias y seminarios sobre el tema, que más allá, de ser un aspecto coyuntural, es a mi juicio, un cambio de paradigma.
En esta línea, el otro día tuve el placer de asistir a un encuentro organizado por la Asociación Española de Directivos (AED). El tema en concreto abordaba la situación del mercado de directivos en Andalucía, donde tres expertos en la materia nos hicieron una fotografía sobre el mismo. El encuentro dejó reflexiones profundas, números que me llamaron poderosamente la atención y una sensación de “esto merece escribirse”. Así que, aquí estamos.
Andalucía hacia la profesionalización empresarial
La verdad es que es un orgullo escuchar que la profesionalización empresarial en Andalucía es real, tangible y que el avance es imparable. Las empresas están entendiendo que, para competir en un mundo hiperconectado, lleno de IA, sostenibilidad y clientes con expectativas siderales, necesitan líderes de verdad.
Esto ha generado una demanda creciente de perfiles directivos cualificados. Hasta aquí, todo bien. Pero como suele pasar, nada es perfecto. El problema radica en que la oferta de talento no alcanza el ritmo de la demanda. En pocas palabras, tenemos más sillas vacías que expertos para ocuparlas.
¿Por qué ocurre esto? Para empezar, porque las habilidades que se buscan han cambiado. Ya no basta con ser un “jefazo”. Hoy se necesitan directivos que sepan liderar en digital, gestionar el cambio como campeones olímpicos y, de paso, salvar el planeta con estrategias sostenibles. Y aquí es donde encontramos una laguna en la formación disponible.
Por otro lado, está la fuga de talento. Sí, esa: los profesionales cualificados que emigran en busca de oportunidades más brillantes (o mejor pagadas). Andalucía no solo necesita atraer nuevos talentos, sino también retener los que ya tiene.
Entre las ideas más interesantes que salieron a la luz, destaco:
- Empresas + Universidades = Talento Hecho a Medida. Diseñar programas formativos que conecten con las necesidades reales del mercado.
- Mirar Hacia Dentro. ¿Por qué buscar fuera lo que puedes cultivar en casa? Identifica a tus futuros líderes dentro de tu equipo y dales herramientas para crecer.
- Flexibilidad y Desarrollo. Porque un buen salario ya no es suficiente, las empresas deben ofrecer opciones de crecimiento y un entorno laboral atractivo.
- Diversidad al Poder. Equipos con mujeres, perfiles internacionales y generaciones diversas aportan riqueza e innovación.
El Talento Senior: La joya oculta del mercado
Ahora, un capítulo aparte para un grupo que merece todos los focos: el talento senior. Sí, esos profesionales que han vivido más crisis económicas que actualizaciones de WhatsApp. En un mundo que parece obsesionado con la juventud, los seniors tienen algo que no se puede descargar ni aprender en un tutorial: experiencia.
Han pasado por mil batallas, conocen cómo manejar la incertidumbre y, además, tienen la serenidad para liderar sin entrar en pánico. ¿La mejor parte? También son excelentes mentores. Los seniors pueden transferir su conocimiento a las generaciones más jóvenes, creando equipos más fuertes y cohesionados.
Pero, por algún motivo, en muchas empresas parece haber un sesgo contra ellos. Se les percibe como “desactualizados” o poco adaptables. Nada más lejos de la realidad: muchos de ellos son testigos vivos de cómo ha evolucionado el mundo laboral, y han sabido reinventarse una y otra vez.
Andalucía está en un punto de inflexión. El salto hacia la profesionalización es evidente, pero para consolidarlo será esencial cerrar la brecha de talento. Eso incluye formar a nuevas generaciones, atraer perfiles altamente cualificados y, por supuesto, valorar y aprovechar al máximo el talento senior. Porque, al final del día, el éxito empresarial no es cuestión de edad, sino de visión, experiencia y capacidad para adaptarse.
