El pasado mes de noviembre presentamos desde Tribuna de Andalucía, en el Museo Thyssen de Málaga, dentro del II Foro de Turismo, el informe “Una síntesis de la inteligencia colectiva sectorial ante los retos de un crecimiento turístico equilibrado”, que llevamos a cabo desde Intelqualia, Investigación de Mercados & Estudios de Prestigio, siguiendo la estela que iniciamos en Sevilla en diciembre de 2023 y donde presentamos los principales hallazgos del mismo. A este respecto, el presente artículo profundiza en los aspectos fundamentales de este informe, cuya metodología fue basada en entrevistas abiertas en profundad con representantes de renombre del turismo malagueño, a los que agradecemos profundamente su colaboración desinteresada.
Málaga, ubicada en el corazón de la Costa del Sol, ha experimentado en las últimas décadas una transformación radical que la posiciona como uno de los destinos turísticos más relevantes de España y Europa. Este auge turístico, sustentado en una oferta multidimensional y estrategias de diversificación, ha llevado a la ciudad a convertirse en un referente internacional, no solo en turismo de sol y playa, sino también en turismo cultural, gastronómico y de lujo. Sin embargo, este éxito plantea desafíos significativos en términos de sostenibilidad y convivencia entre turistas y residentes.
Uno de los pilares fundamentales del atractivo turístico de Málaga es su clima privilegiado, con más de 300 días de sol al año, que garantiza un flujo constante de visitantes en cualquier temporada. Este factor, combinado con su estratégica localización geográfica y sus excelentes conexiones de transporte, ha sido determinante para consolidar su posición en el competitivo mercado turístico. Desde la llegada del tren de alta velocidad (AVE) en 2006, que conecta Málaga con las principales ciudades españolas, hasta su aeropuerto internacional, que actúa como puerta de entrada para viajeros de Europa, América y Asia, la infraestructura de conectividad es un motor clave del desarrollo turístico de la región.
El turismo en Málaga no se limita al clásico modelo de sol y playa. La ciudad ha diversificado exitosamente su oferta con iniciativas como la creación de una extensa red de museos que incluye el Museo Picasso, el Centro Pompidou y el Museo Carmen Thyssen. Esta apuesta cultural, junto con una escena gastronómica en constante expansión —reconocida por múltiples estrellas Michelin—, ha elevado el perfil de Málaga, atrayendo a turistas de alto poder adquisitivo. A esto se suma una infraestructura hotelera renovada, que apuesta por alojamientos de lujo y servicios premium para captar mercados emergentes, como el norteamericano y el asiático.
Sin embargo, este crecimiento trae consigo retos. La masificación turística en el centro histórico de Málaga es uno de los puntos más críticos identificados en el estudio. Aunque los visitantes suelen valorar positivamente la oferta cultural y el ambiente de la ciudad, el aumento de alojamientos turísticos ha incrementado los precios de la vivienda, dificultando el acceso para los residentes locales. Este fenómeno ha generado tensiones en la convivencia y ha desplazado en parte a la población local, especialmente en áreas del centro histórico. La congestión del tráfico y la saturación de las carreteras en la Costa del Sol también se señalan como barreras importantes para el desarrollo turístico sostenible.
Otro aspecto que resalta en el análisis es la necesidad de implementar estrategias que fomenten un turismo más equilibrado. Entre las propuestas prioritarias se incluye la regulación de los alojamientos turísticos, la mejora de infraestructuras como el río Guadalmedina y la creación de nuevas plazas hoteleras para satisfacer la creciente demanda. Asimismo, se destacan iniciativas que buscan redistribuir el flujo de turistas hacia áreas menos saturadas, como las zonas rurales y naturales del interior de la provincia, promoviendo así un modelo de turismo más sostenible y diversificado.
La búsqueda de mercados emergentes también forma parte de las estrategias para garantizar el crecimiento del sector. La fidelización de mercados tradicionales, como el británico y el alemán, se combina con esfuerzos para atraer a turistas norteamericanos, asiáticos y de Oriente Medio, segmentos que no solo tienen un alto poder adquisitivo, sino que también buscan experiencias únicas y personalizadas. Este enfoque está alineado con el objetivo de posicionar a Málaga como un destino premium, capaz de competir con otros referentes mediterráneos como Barcelona, Niza o Portofino.
El estudio resalta que el éxito turístico de Málaga no sería posible sin la hospitalidad y el carácter abierto de su población. La idiosincrasia del malagueño, caracterizada por su simpatía y disposición para recibir a visitantes, es una ventaja competitiva que añade un valor intangible a la experiencia turística. Este elemento humano, junto con la riqueza cultural, gastronómica y natural de la región, conforma una propuesta de valor única que distingue a Málaga de otros destinos competidores.
De cara al futuro, el desafío más importante para Málaga es mantener un equilibrio entre el crecimiento del turismo y la calidad de vida de sus residentes. Esto implica adoptar políticas de sostenibilidad que aborden no solo el impacto ambiental, sino también las dinámicas sociales y económicas generadas por la actividad turística. Iniciativas como el desarrollo de rutas culturales y ecológicas en áreas menos visitadas, la promoción de campañas de sensibilización entre la comunidad local y los visitantes, y la formación de profesionales capacitados para atender a un público más exigente son pasos esenciales para garantizar un desarrollo equilibrado.
En resumen, Málaga ha logrado reinventarse como un destino multidimensional, capaz de satisfacer a un espectro diverso de turistas. Este logro, aunque admirable, viene acompañado de la responsabilidad de gestionar los desafíos derivados de su popularidad. Con estrategias bien definidas que prioricen la sostenibilidad, la convivencia y la diversificación, Málaga tiene el potencial de consolidarse como un modelo de turismo exitoso y equilibrado en el contexto global.
