Lleva usted casi un año y medio siendo rector de Loyola Andalucía. ¿Cuáles eran sus principales líneas maestras cuándo accedió al cargo y qué ha podido ya hacer realidad?
Desde que asumí el cargo de Rector hace casi un año y medio, nuestra estrategia ha girado en torno a tres grandes ejes: el fortalecimiento institucional y académico, la mejora continua de procesos y la digitalización y la proyección social de la universidad. En este tiempo, hemos trabajado intensamente en nuestros tres campus—Córdoba, Sevilla y Granada—con un enfoque basado en el diálogo, la escucha y la búsqueda constante de la excelencia.
Uno de los hitos más significativos ha sido la implantación exitosa de los grados en Fisioterapia, Enfermería y Medicina. Además, hemos constituido nuevas estructuras clave para la universidad que nos ayuden a seguir mejorando la gestión de las Becas y Ayudas, de los Datos o la Verificación y Acreditación de títulos, y hemos completado el organigrama con nombramientos estratégicos.
Además, estamos convencidos de que la evolución digital es la palanca que impulsará a nuestra universidad al siguiente nivel. Por ello, estamos avanzando en la digitalización de procesos, la integración de bases de datos, la sensorización de los edificios, la toma de decisiones basada en datos y evidencia, y la optimización numérica aplicada a la gestión universitaria.
Por otro lado, nuestra labor responde a las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús, con un compromiso claro hacia el planeta -nuestra casa común-, los más desfavorecidos y los jóvenes. Muestras de este compromiso son la labor de nuestro delegado para la Identidad y Misión y la especial campaña que este curso impulsa la Fundación ETEA en cooperación al desarrollo. En definitiva, ha sido un periodo de trabajo intenso y fructífero, con avances significativos que refuerzan el compromiso de Loyola Andalucía con la excelencia, la innovación y la justicia social.
Loyola Andalucía es una universidad privada que compite con las numerosas universidades públicas o concertadas que existen en nuestra comunidad. ¿Cómo es esa competencia?
El Ranking CYD 2024 consolidó a Loyola como la primera universidad de Andalucía en rendimiento académico, internacionalización y empleabilidad, tres de los cuatro elementos que componen la Excelencia en una institución de Educación Superior. En el otro apartado, la investigación, continuamos escalando posiciones y ya superamos a cinco de las universidades públicas andaluzas en índice de producción científica por profesor, a solo una centésima de la Universidad de Granada, situada en tercera posición.
En 2024 la Universidad se situó por primera vez en el Top 500 de las mejores universidades del mundo en las áreas de Economía y Psicología según el Ranking Shanghai Academic by Subject, y continuamos avanzando puestos en el ranking de Times Higher Education (THE). Igualmente, destacable es que tres investigadores de Loyola – Juan Carlos Serrano, Antonio Ariza Montes y Carlos Ortiz Domínguez- se mantienen en el ‘Ranking of the World Scientists: World’s Top 2% Scientists’, que elabora la Universidad de Stanford (California, EE.UU.), entre los científicos más prestigiosos del mundo.
Para una universidad joven como la nuestra es un auténtico logro que en sus primeros 10 años de vida, se haya situado a nivel nacional en el puesto 33 de las 81 universidades analizadas por el Ranking de la Fundación CYD (48 públicas y 33 privadas) y es la tercera entre las andaluzas.
Estamos convencidos de que el debate se ha de centrar en torno a la excelencia y no en torno a la titularidad de las Universidades, las que logren cumplir de forma adecuada con los elementos que conforman una buena universidad van a tener capacidad de atracción.
Estamos en el momento en el que muchos jóvenes tienen que decidir qué van a estudiar el próximo curso y dónde lo harán. ¿Qué puede ofrecerles Loyola?
Uno de nuestros puntos diferenciales que les ofrecemos la posibilidad de educarse con valores y, quienes lo deseen, tienen la oportunidad de crecer personal y espiritualmente. Ayudamos al mundo formando a futuros profesionales concienciados de las necesidades de los demás y de la sociedad de la que forman parte, además de dispuestos a contribuir en la resolución de los retos que nos plantea.
Por supuesto, al ser una universidad joven, ofrecemos también una formación experiencial diferente, con campus integrados en los que conviven los estudiantes de todas las titulaciones disfrutando de innumerables actividades extraacadémicas que satisfacen sus intereses. Desde el emprendimiento, hasta la cultura, las artes escénicas o la música, pasando por el deporte, el cuidado de huertos ecosostenibles, actividades de voluntariado o retiros y peregrinaciones que les permiten ahondar en su espiritualidad.
A todo ello sumamos lo que la innovación docente, una constante en nuestra universidad, hace por mejorar la experiencia del alumnado, así como la presencia constante de profesores y estudiantes de otros países que enriquecen su vida en las clases y fuera de ellas.
Una de las principales funciones de la universidad es preparar a sus alumnos para enfrentarse al mundo laboral. ¿Qué tasas de empleabilidad tiene Loyola Andalucía?
Vuelvo a hacer referencia al informe sobre Universidades que publicó la Fundación CYD el año pasado, en cuyo apartado dedicado a la empleabilidad de los egresados, que tomaba datos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Universidad Loyola lideraba el ranking andaluz en los dos parámetros más importantes: la tasa de afiliación (78,85% de los egresados) y la base de cotización media anual (30.525,24€).
La formación en Loyola está marcada claramente por sus valores. ¿Qué cree que aporta esto a la formación en una sociedad como la actual?
Como he referido antes, como obra de la Compañía de Jesús, nuestra universidad tiene en cuenta en su funcionamiento las Preferencias Apostólicas Universales que promulgó el P. General Arturo Sosa, el 19 de febrero de 2019. Las Preferencias nos ofrecen un punto de referencia para desarrollar nuestra tarea y nos unen en nuestra misión de formar a los mejores para los demás. En una sociedad como la actual, tan marcada por las tensiones geopolíticas, la desinformación, la desigualdad, el auge de los extremismos o los retos que plantean las nuevas tecnologías es imprescindible formar a los estudiantes como agentes de cambio en el marco de una ciudadanía global, con pensamiento crítico, ética profesional y responsabilidad social.
Solo así podremos formar a líderes con propósito, con conciencia social y ética, que prioricen el bien común sobre intereses individuales, y comprometidos con la justicia social.
Uno de los grandes retos que la formación tiene ahora mismo es la implantación, de forma coherente, de nuevas tecnologías e inteligencia artificial. ¿De qué manera se está abordando este asunto en Loyola?
La Universidad Loyola ha incorporado siempre las nuevas tecnologías como parte de su apuesta por la innovación permanente. En el caso de la Inteligencia Artificial desde el inicio se abordó para capacitar en su uso a nuestros docentes, y regularmente se aborda en nuestras Jornadas de Innovación Docente, que organiza la Unidad de Formación e Innovación Docente con el apoyo del equipo de trabajo sobre Inteligencia Artificial de Loyola.
Participan en ellas tanto profesores e investigadores, como personal de administración y servicios en contacto directo con el alumno con el objetivo de establecer una estrategia para incorporar esta tecnología eficazmente en la labor docente, investigadora y de gestión de la universidad.
También exploramos el potencial de la inteligencia artificial en ámbitos donde su uso pueda generar valor sin comprometer el rigor, ni el respeto por la comunidad académica y lo estamos aplicando a nuestros procesos y forma de operar siempre que aporta automatización o reducción de tiempos de diferentes procesos. Por supuesto, se enseña al alumnado a hacer un uso responsable de estas herramientas, además de establecer métodos para evitar el abuso de estas en el desarrollo de determinados trabajos o pruebas que realizan los estudiantes.
¿Cuál es el futuro de la Universidad Loyola? ¿Habrá más sedes además de la de Sevilla y Córdoba?
Aunque Málaga ha estado siempre en nuestro horizonte, ahora mismo estamos centrados en consolidar el crecimiento experimentado en los últimos cursos. Nuestro campus de Sevilla, situado en Dos Hermanas, tiene pendiente la fase 2B que culminaría el edificio inaugurado en septiembre de 2023 y que nos permitirá ampliar espacio de aulario y laboratorios.
Estamos estudiando cómo potenciar nuestro centro en Granada que actualmente acoge a la Facultad de Teología y, por supuesto, mantenemos como prioridad continuar fortaleciendo nuestras relaciones históricas con Córdoba, su provincia y sus instituciones y organizaciones que tanto nos ayudaron a crecer cuando aún éramos ETEA.
Este verano culminará una primera fase del plan de renovación del Campus de Córdoba con trabajos de conservación, modernización y adecuación de diversos espacios a las necesidades actuales, tanto en las aulas como en los espacios comunes en el que habremos invertido más de 150.000 euros en los últimos dos años.