¿Qué nos puede contar de los inicios y trayectoria del Colegio Internacional de Sevilla – San Francisco de Paula?
El colegio lo funda un señor que se llamaba Francisco de Paula Ruiz Estévez y por eso le pone el nombre de su santo, colegio de San Francisco de Paula. En mil 1886 se instala en su sede actual y por eso tomamos ese año como fecha fundacional, aunque existía previamente.
En el año 1890 mi bisabuelo, don José María Reyes, entra en el colegio como profesor de matemáticas, en el 96 es codirector y en el año 1897 el fundador no sigue interesado en el colegio, quiere deshacerse de él y fue entonces cuando mi bisabuelo pide un crédito y compra el colegio. Desde entonces ha estado dirigido por mi familia, yo soy la cuarta generación y desde el inicio la orientación del colegio ha sido hacia la excelencia académica, hacia ayudar a los alumnos a que lleguen a dar de ellos todo lo que puedan en función de sus capacidades y sus intereses, y todo eso se refleja en los resúmenes de resultados académicos, que desde la década de 1890 han sido siempre excelentes.
¿Qué define la identidad del centro y cómo se refleja en su proyecto educativo?
Creo que el lema del colegio que es “respeto, trabajo y tradición de progreso” resume esa identidad. “Respeto” porque creemos que es la base de cualquier sociedad y de cualquier organización que pueda funcionar bien, de manera que haya una colaboración entre personas respetando la libertad, respetando la forma de pensar, respetando por supuesto la integridad de las personas.
“Trabajo” es el segundo pilar de nuestro lema, y se tiene que trabajar mucho para que cada alumno se esfuerce y alcance sus metas para lograr ser lo que ellos quieran ser. Esto también ha sido una constante en la historia del colegio, este es un lugar donde todos trabajamos muy intensamente, del primero al último.
Por último, “tradición de progreso” sería la última parte de nuestro lema. En todo momento y desde finales del 2019 el mundo ha cambiado mucho y los recursos que estaban a nuestro alcance han ido variando a lo largo del tiempo. De esta manera nos hemos anticipado a los cambios y hemos adaptado la educación a lo que cada momento se podía prever, para que nuestros alumnos estuvieran en las mejores condiciones posibles ante ese futuro. Yo siempre digo que uno no cumple dos veces la misma edad, el mundo no es igual dos años seguidos y, por consiguiente, nosotros tenemos que ir preparando a los alumnos para el mundo que vendrá, que no es el de hoy, y por supuesto no es el de hace 20 ni 40 años.
Así es, Luis, por lo que entendemos que la innovación juega un papel muy importante en vuestra propuesta pedagógica muy importante, ¿verdad?
Efectivamente. La propuesta pedagógica del colegio no es igual dos años seguidos porque el mundo no es igual dos años seguidos y por consiguiente necesitamos ir aprendiendo, mejorando y adaptándonos. Eso supone un esfuerzo muy grande, porque implica ir cambiando la forma del avión mientras está en vuelo, es un trabajo continuo. Mi abuelo decía que el colegio era como una bicicleta; había que estar pedaleando siempre porque si no uno se cae.
Para hacernos una idea, Luis, ¿desde qué etapa escolar se puede estudiar en el Colegio Internacional de Sevilla – San Francisco de Paula?
En el colegio se puede entrar en el momento en el que la baja maternal del bebé acaba, desde los 0 años hasta los 18, que el niño ya es preuniversitario.
¿Y suelen los alumnos empezar y acabar en el colegio?, es decir, ¿tenéis un porcentaje alto de alumnos que completan esa trayectoria de 0 a 18 años?
El tramo de los más pequeños lo abrimos hace dos años, por lo que evidentemente, no ha dado tiempo a que ninguno de esos niños llegue a terminar la trayectoria educativa, pero los alumnos suelen estar muchos años en el colegio. En la situación actual nos encontramos con dos tipos de alumnos: los que pasan aquí casi toda su escolarización y los alumnos que vienen del extranjero a pasar aquí un tiempo relativamente breve (entre 3 meses y 1 año).
El mundo ahora tiene mucha más movilidad que antes y es por ello, que el colegio tiene un ambiente, una mentalidad, una orientación y una manera de trabajar claramente internacional. Empezamos con inglés y español a los 0 años, sumamos el chino a los 2 años y sumamos el francés a la edad de 6 años para hacer toda la primaria desarrollando los 4 idiomas. Nuestro carácter internacional no viene dado solamente por el ámbito de los idiomas, además, tenemos los tres programas de bachillerato internacional; el de primaria, el de años intermedios y el diploma; y, además celebramos mucho la diversidad porque encontramos que eso enriquece a los alumnos.
Tenemos en uno de nuestros patios todas las banderas correspondientes a las nacionalidades presentes en el colegio, y procuramos que los niños entiendan que el mundo, además de cambiante, es diverso, y que vamos a encontrar a personas muy distintas a lo largo de la vida, vamos a formar equipos de trabajo internacionales y necesitamos ser capaces de entender las formas de pensar del otro.
¿Cómo es la relación entre el colegio y las familias de los alumnos? ¿Qué papel juegan las familias en la formación del alumnado?
Nosotros pensamos que las familias y los colegios son como las dos alas de un mismo avión, por lo que tienen que estar equilibradas y perfectamente coordinadas para mantener el vuelo. Cuando entre las familias y los colegios hay discrepancias, los que más la sufren no son ni las familias ni los colegios, son los niños. Siempre hemos creído que cuando hay una diferencia de opinión (que por supuesto las hay) entre las familias y colegio, no tenemos que sentarnos uno frente al otro para discutir, tenemos que sentarnos uno al lado del otro y poner delante, lo único que importa, que es el niño. Sabemos que ellos son lo más preciado que tienen, lo más frágil, lo más valioso, y nosotros sentimos una responsabilidad enorme, además, de sentirnos muy honrados.
¿Cuáles son los principales proyectos o líneas de desarrollo en las que trabajan actualmente?, ¿qué objetivo tienen de cara al futuro?
Estamos impulsando muchísimo la educación musical, tenemos una dotación musical como no tiene nadie en España, ni siquiera los conservatorios. Tenemos más de 1000 instrumentos, porque creemos que es muy importante para los chicos, porque desarrolla otro canal de procesamiento cerebral, desarrolla la creatividad, el pensamiento divergente y desarrolla, que es enormemente importante, el trabajo en equipo, ya que en una orquesta un violín no puede suplir a un trombón, ni al revés, es el ejemplo perfecto del trabajo en equipo, donde cada parte aporta y es insustituible por otro.
También estamos trabajando muchísimo en la tecnología, tenemos una adaptación tecnológica muy alta y variada de drones, impresoras 3D, robots, sensores, gafas de realidad virtual, telepresencia… lo que quiera casi.
Son muchas las líneas de trabajo porque son muchos los aspectos del niño a los que hay que atender y queremos que lo que le ofrezcamos sea lo más desarrollado y completo posible.