Hace unos días, unas cuantas compañeras de AJE Andalucía charlábamos tranquilamente. Todo comenzó como una conversación en torno al 8M, pero pronto se transformó en un espacio lleno de historias, aprendizajes y reflexiones en primera persona sobre emprendimiento y liderazgo. Allí estábamos todas, compartiendo un rato entre confesiones, risas y alguna que otra lagrimita. Mujeres que, como yo, han decidido tomar las riendas de su vida profesional y marcar el camino para muchas otras que vienen detrás. De esa conversación surgieron testimonios que hoy quiero compartir, no como historias lejanas, sino como relatos cercanos, reales, de mujeres de carne y hueso a las que admiro porque, a base de esfuerzo y valentía, están construyendo su futuro y el de tantas otras.
Empezar desde el propósito
Cada una de nosotras llegó a ese momento con una historia única, pero con un hilo común: el propósito. Marta, por ejemplo, dejó atrás una carrera en una exitosa cabecera de moda para fundar su propia empresa. “No quería estar limitada por decisiones impuestas, sino tener la libertad de crear, de innovar”, nos confesaba. Hoy, su agencia es un referente en el sector y su historia es un recordatorio poderoso de que la libertad de elegir es el primer paso hacia la transformación.
En mi caso, mi historia fue diferente. Nunca soñé con ser empresaria. De hecho, lo que empezó como una responsabilidad personal de ayudar en el negocio familiar, se fue transformando con el tiempo en una verdadera pasión. Al principio, fue un reto abrumador, pero poco a poco descubrí que mi propósito iba más allá de lo que había imaginado: no solo mantener el negocio, sino reinventarlo, hacerlo crecer y aportar algo significativo a mi entorno.
Lecciones que deja el camino
En nuestra conversación, las lecciones de vida empezaban a ser una constante. Candela, por ejemplo, recordaba cómo transformó una finca familiar en el primer camping singular de Andalucía: “era renovar o morir”. Cuatro años de trabajo y muchas luchas burocráticas después, su perseverancia la ha llevado a construir un negocio exitoso, con el que no solo ha revalorizado un espacio, sino que ha creado nuevas oportunidades para muchas personas. La reflexión que me llevé fue clara: nunca abandonar lo que creemos.
Belén, por su parte, compartió una lección que a muchas nos resonó profundamente: “con AJE descubrí una nueva perspectiva sobre lo que significa ser empresaria: entendí que liderar un negocio no implica estar atada a él constantemente, sino trabajar estratégicamente para que funcione de forma autónoma y poder invertir mi tiempo en hacerlo crecer”. Nos contó que durante un tiempo se sintió atrapada en un círculo de autoexigencia, pero aprender a delegar y construir un equipo sólido le permitió transformar su empresa y su vida personal. El verdadero liderazgo se basa en la colaboración y la confianza.
La clave para seguir adelante
Una de las preguntas que surgió en nuestra charla fue: ¿qué nos mantiene en pie cuando todo parece cuesta arriba? Para Esther, que lidera una consultora especializada en fondos europeos, la respuesta era clara: “lo que me mantiene fuerte es mi equipo. Hemos creado un sentimiento colectivo, en el que el proyecto es de todos”. La clave para seguir adelante no está solo en la visión individual, sino en la capacidad de generar un ambiente de trabajo en el que cada miembro del equipo sienta que está construyendo algo propio.
Ángela, por su parte, destacó algo que me pareció fundamental: rodearse de personas que te desafíen. “Las personas mejores te hacen crecer, te empujan a ser mejor profesional”, nos dijo, reflejando su propio camino. A lo largo de su trayectoria, ha aprendido que las personas adecuadas pueden no solo hacer crecer un negocio, sino también a ti como profesional y como persona.
Y aquí es donde Belén recordaba que, en sus inicios, no encontraba muchos referentes de mujeres líderes en su sector, lo que le llevó a una decisión transformadora: convertirse en uno para otras.
¿Cuántos significados tiene el éxito?
Algo que me conmovió profundamente fue la forma en que fuimos definiendo el éxito. Para Estefanía, el éxito no tenía que ver con grandes logros materiales, sino con “acostarse cada noche con la satisfacción de haber construido un día significativo”. Marta, por su parte, lo definió como la posibilidad de “dedicarme a lo que me apasiona habiendo construido algo propio”. En mi caso, el éxito está en haber creado algo que no solo me permite crecer a mí, sino también a los demás. El éxito es un camino, no un destino final.
Y, como bien dijo Cinta, “nunca puedo decir ‘lo he conseguido’ porque cada día hay un nuevo reto”. Y es que, ¿no es el éxito un proceso continuo en realidad?
A la próxima generación de mujeres empresarias
Al final de nuestra charla, nos miramos y coincidimos en algo: el emprendimiento no es solo una forma de ganarse la vida, sino una herramienta poderosa para transformar la sociedad. Las mujeres representamos un 37% del tejido empresarial joven de Andalucía, generamos más de 12.500 empleos y aportamos a la economía más de 1.100 millones de euros. Pero, más allá de los datos, lo que nos mueve es el impacto real que nos define, el cambio tangible que estamos construyendo.
Por eso, hoy, en este 8M, quiero dejar un mensaje claro a todas las mujeres que están pensando en dar el paso: el momento es ahora. Quédate con el “no hay límites para lo que puedes lograr. Cree en ti, rompe barreras y lidera con valentía” con el que nos inspira Candela, con que “la verdadera fortaleza es aprender con cada tropiezo”, que nos recuerda Belén, con un “que nadie te haga sentir que no eres capaz” que siempre defiende Marta.
Como dice Ángela, “la Andalucía del futuro se construye con mujeres valientes, innovadoras y dispuestas a cambiar las reglas del juego”. Y ese futuro lo estamos construyendo todos, juntos, ahora.
¡La próxima protagonista de una conversación entre empresarias de éxito puedes ser tú!