Un día antes de empezar a escribir esta columna, un amigo me recordó un fragmento del texto de Dante de la Divina Comedia: “Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate” (“Abandonar toda esperanza, quienes aquí entráis“) es la inscripción que Dante encuentra en la puerta del infierno al iniciar su viaje, que le llevará desde allí al purgatorio y al cielo
La vida gira y gira a una velocidad que no recuerdo en mis pocos años de vida.
¿Se han parado a pensar que hace más o menos un año empezábamos la famosa desescalada?
A principios de este mes de mayo, un año después de la desescalada, teníamos unas elecciones en Madrid que han revolucionado a España, el anuncio de una subida masiva de impuestos y tasas, luego la dimisión del hasta ahora vicepresidente, el fin de un estado de alarma que duraba seis meses. Incluso hemos llegado a un conflicto con Marruecos cuyo catalizador fue permitir la entrada en el país a un líder del Frente Polisario procesado por varios delitos en la Audiencia Nacional que ha permitido, no se si llegar a calificarlo como “invasión pacífica”, la entrada a una cerca de doce mil personas en Europa (España incluida).
La velocidad de la vida aparece inexorablemente unida a la toma de decisiones que se toman provoca la falta de certeza. La falta de seguridad. La imposibilidad de planificar cosas porque no sabemos que va a suceder. A título de ejemplo, pienso, desde la deformación profesional, en que el Gobierno de Sánchez lleva cuarenta y ocho decretos-ley, -más que ningún otro gobierno de la democracia-. Un decreto-ley se dicta por la extraordinaria y urgente necesidad. ¿Hemos tenido extraordinarias y urgentes necesidades? Seguro que sí, pero no para los motivos que se han regulado.
No es cuestión de predecir el futuro, ni adaptarse a las urgencias, es cuestión de conocer las reglas que van a regular las cosas para que nosotros podamos tomar nuestras propias decisiones. Una cita menos clásica nos llevaría al famoso anuncio: ¡Valeee, aceptamos pulpo como animal de compañía! o el refrán: ¡Quién hace la ley, hace la trampa!.
“Abandonar toda esperanza, quienes aquí entráis“. El gobierno anuncia una agenda 2030, un plan 2050 pero los autónomos, las pymes, los empresarios, los funcionarios, los parados en ERTE desconocen las reglas del juego porque cada semana hay un anuncio diferente de una norma nueva que dicen que cambia la anterior, al día siguiente otro anuncio que dice que la norma anunciada el día previo no va a ser aprobada, sino que va a ser estudiada y, si eso, ya veremos. No podemos prever, planificar, proponer un viaje, un negocio, un encuentro familiar en un restaurante porque no sabemos que normas rigen en cada momento. No hay seguridad jurídica.
“Abandonar toda esperanza, quienes aquí entráis“. Cuando estudiábamos en la carrera la complejidad normativa y la falta de seguridad jurídica nos ponían el ejemplo de un cazador. Un cazador sale por la península en una zona limítrofe de varias comunidades y como persigue animales puede cruzar por las tres comunidades. En cada comunidad hay una normativa de caza. El cazador debe tener tres licencias, una por comunidad. El cazador debe conocer las normas de cada una de las comunidades (la época de caza empieza en fechas distintas o hay límites a la caza de animales según la comunidad). De hecho, si incumple, puede ser sancionado en un mismo día en tres comunidades diferentes.
Este ejemplo resume a la perfección lo que nos está pasando como país. No hay seguridad jurídica. Cada semana hay unas normas nuevas en cosas que tradicionalmente están asentadas en el colectivo. ¿Conoce el lector que este mes han cambiado las velocidades máximas en ciudad en tres tramos de 20,30 y 50 km/h según el tipo de vía y acera? Yo reconozco que no lo he asumido por el momento, lo conocí tarde y al ir a 30 km he visto como me adelantaban como si de un circuito de fórmula una se tratase.
El art 9.3 de la Constitución Española garantiza el principio de legalidad y el principio de seguridad jurídica.Fíjense bien, lean con atención, la Constitución garantiza el principio de legalidad, y la seguridad jurídica. ¿Creen que hay seguridad jurídica hoy en día?
Sin embargo, después de un estado de alarma prolongado en el tiempo, descubrimos con tristeza que cada Tribunal Superior de Justicia dicta resoluciones diferentes según la comunidad autónoma en relación con las restricciones. No hay seguridad jurídica porque cada comunidad dicta una norma diferente.
En España tienes unos derechos u otros dependiendo de si vives en Tenerife, en Madrid, en Ceuta, en Barcelona, en San Sebastián o en Caldas de Reyes.
“Abandonar toda esperanza, quienes aquí entráis“. El sol sale por la mañana y se pone por la noche. Necesitamos cosas sencillas, cosas claras. Seguridad -jurídica- en las cosas. En tiempos de zozobra en un momento de cambios en nuestro barrio, nuestra comunidad, nuestro país o en nuestro mundo tal y como lo conocíamos deberíamos ser más exigentes y con quienes nos gobiernan y exigir seguridad jurídica.
Debemos reflexionar como sociedad. No podemos permitir que un año después de la desescalada, y seis meses después de un estado de alarma, no sepamos con claridad y un mínimo de sencillez las normas que nos regulan el día a día. No podemos permitir que dichas normas sean vacilantes, sujetas a un cambio semanal, mensual. No podemos permitir, en nuestro caso, que un turista en Canarias no sepa cuales son los requisitos para entrar en la comunidad. No podemos permitir que un vecino de Buenavista del Norte no sepa que debe hacer para visitar Frontera. No podemos permitir que cualquiera salga a cenar y no sepa qué debe hacer o si se va a meter en un problema.
Esta semana empieza FITUR, la feria del turismo. Recen para que no tengan más ocurrencias. No nos crucemos de brazos. No permitamos que nos empujen hacia la puerta cuyo rótulo dice: “Abandonar toda esperanza, quienes aquí entráis“.
Luis Abeledo
