30/06/2024

“Agricultura, cuestión de Estado”

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Sí, lo sé. Sé que Tribuna de Andalucía es una publicación centrada en comunidad autónoma, pero considero que la agricultura, actualmente, es un problema que afecta a la nación y por eso creo que es esencial hablar en clave nacional y europea, ya que nos atañe a todos.

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La agricultura peligra y el “grito” de auxilio que lanzó el campo hace apenas unas semanas, quedó claro cuando expusieron sus peticiones. Asistíamos a una movilización nunca vista. Las imágenes de las carreteras ocupadas por los tractores, no puede quedar en el olvido, porque, y para que quede claro, es un sector indispensable para el conjunto de todos.

Los precios injustos, los costes de producción elevados, los desafíos burocráticos, las normativas ambientales y de bienestar animal, la despoblación rural y el relevo generacional, y el impacto del cambio climático, ha llevado al campo español a realizar una llamada a la atención sobre los problemas a los que se enfrentan, para revelar el momento tan delicado y complejo en el que se encuentran.

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Estas problemáticas, por si alguien no se ha dado cuenta, no solo afectan a los agricultores, sino que tienen un choque directo en la economía y en la sociedad. Una sociedad que debe mostrar solidaridad con los agricultores porque, tal y como ellos reclaman: la agricultura es una cuestión Estado.

El documento “Agricultura, cuestión de Estado”, presentado por ASAJA, COAG y Cooperativas Agroalimentarias, y suscrito por otras dos organizaciones agrarias, es una respuesta crítica y constructiva a las cuarenta y tres medidas propuestas por el Ministerio de Agricultura.

Este texto no solo identifica los problemas que está encarando el campo español, sino que también propone soluciones concretas y viables para transformar la agricultura.

El escrito es fundamental para tratar la agricultura como tema urgente y principal, y este ha sido la respuesta al Ministerio de Agricultura por parte de las tres organizaciones agrarias que se “descolgaron” del plan del ministro, Luís Planas para el campo.

Las organizaciones agrarias se han convocado nuevamente para ofrecer una valoración detallada sobre las recientes medidas del Ministerio. Y aunque aprecian ciertas iniciativas, también expresan su preocupación por la falta de claridad en varios puntos clave.

Nunca es fácil una negociación en la que se sientan a la mesa varios interlocutores. Por eso es necesario saber que estas negociaciones son decisivas; algo en lo que debemos hacer hincapié porque no puede volver a ocurrir, tal y como sucedió en esta ocasión, sentir desconfianza e inseguridad a la hora de abordar un tema crucial como es su propia subsistencia.

Ya lo dijo, Miguel Padilla, secretario general de COAG: “en este proceso ha sobrado muchísimo politiqueo y ha faltado el interés para profundizar en buscar las soluciones a la agricultura y a la ganadería”

Sus palabras, no escondían más que la certeza de lo importante que es profundizar en otras cuestiones como es la flexibilización de la PAC ; y aunque han valorado y estudiado las medidas de Bruselas, solicitan que se amplíen hasta 2027.

Piden, nada más y nada menos, que se haga de verdad una transformación de cara al futuro porque debe y tiene que ser una política con menos restricciones. Pedro Barato, presidente de ASAJA, se reafirmaba y dejaba clara esta posición conjunta y en la que la unión ha sido el punto de inflexión para decir alto y claro que: “este plan tiene que ser una política con menos restricciones. Tiene que ser una política agrícola con menos prohibiciones y tiene que ser una política que desde luego no ponga en cuestión permanentemente lo que es la labor y la profesión de la agricultura y la ganadería”.

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Las distintas organizaciones han dado un auténtico ejemplo de responsabilidad con la sociedad. Un ejercicio para ofrecer soluciones y llegar a concesos porque esto, precisamente es lo que ahora mismo hace falta ante leyes que se han aprobado sin llegar a tener la conformidad del conjunto de actores para obtener medidas concretas que beneficien a todos.

Leyes que son complicadas y costosas e inviables y que, si alguien no pone remedio, los volverán a llevar a la movilización de nuevo.

El campo tiene su tiempo y su tempo. Es Naturaleza en estado puro “domesticada” por el hombre. Un hombre que la gestiona con la sabiduría que ésta le ha conferido y enseñado a lo largo de los siglos y que ahora, en pleno siglo veintiuno, y en la era de la Inteligencia Artificial, ni puede ni debe quedarse atrás.

El sentido común debe imperar porque ellos, las mujeres y hombres del campo quieren seguir trabajando la tierra. Por eso demandan ayudas directas y líneas de financiación para productos como el cereal, un cambio en el modelo de gestión del agua con un plan hidrológico de este siglo, que contenga innovaciones e inversiones y adaptar la reforma laborar a las necesidades del campo, con contratos temporales.

Cuando escuchas a las distintas organizaciones las reivindicaciones que hacen al Gobierno y por ende a Europa, entiendes que adaptar los seguros agrarios adaptados a la realidad actual del campo o crear una Comisión Permanente sobre importaciones o ayudas para impulsar el relevo generacional, es simplemente ser conscientes de que dar respuesta a sus peticiones va a ser la garantía de su supervivencia y, por lo tanto, de la nuestra.

Es esencial que el Gobierno y la Unión Europea tomen medidas concretas para abordar estas cuestiones, no solo para garantizar la sostenibilidad del sector agrícola, sino también para asegurar la seguridad alimentaria y proteger el bienestar de las comunidades rurales de Andalucía y de España.

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