El pasado 30 de marzo se celebraron en Sevilla unas jornadas bajo el título: La dimensión empresarial de la comunicación. El programa era muy interesante y los contenidos no defraudaron, ya que pudimos ver en el escenario a los primeros espadas del noble oficio de comunicar en el ámbito empresarial de Andalucía.
Las jornadas, organizadas por la Asociación para el Progreso de la Comunicación (APC) y por la Asociación Andaluza de Agencias de Comunicación (AACOM), convocaron a 200 profesionales de la comunicación corporativa de Andalucía para debatir sobre muchos temas de interés, entre ellos la transformación digital, el desarrollo del sector, la generación de empleo cualificado o la situación del periodismo y cómo se entiende con la comunicación empresarial.
Y, por supuesto, la era post Covid fue señalada como una oportunidad para las empresas. Una oportunidad para diferenciarse y trasladar a sus diferentes públicos lo que hacen de una forma profesional. Hace unos meses, la Asociación de Agencias de Publicidad de Andalucía lanzó una campaña en la que ridiculizaba a las empresas que siempre encontraban un primo o un cuñado para hacerles el logotipo o la página web, algo que afortunadamente cada vez es menos frecuente, pero que sigue pasando. Pues con la notoriedad empresarial pasa algo parecido. Nadie se preocupaba de su relevancia pública hasta que se le presentaba un problema o elegían a otro para algo que daban por hecho.
Porque el trasfondo de todo es la notoriedad; no solo hay que ser, sino parecerlo. En esta sociedad global y digitalizada no es suficiente con creer que se hacen las cosas bien, es necesario contarlo, porque las percepciones sociales no siempre son las que pensamos. En este sentido, Macarena Gutiérrez, directora general Económico Financiero y de Comunicación de Atlantic Copper, defendió en las jornadas la importancia de medir lo que se hace en comunicación. En su exposición analizó las tendencias de la comunicación que llegan y cómo es necesario establecer los indicadores que ayuden a tomar decisiones y a conocer con certeza si el esfuerzo que se realiza en comunicación es rentable para la empresa.
Porque se trata de eso, de hacer rentables las empresas cuidando la responsabilidad social e intentando mirar siempre desde un prisma objetivo el desarrollo de su actividad, conociendo qué esperan tus clientes de ti y cómo te ven tus otros públicos, aquellos que observan lo que haces y cómo lo haces.
Si hay algo en lo que los participantes en las jornadas coincidían es en la profesionalización de la comunicación en Andalucía. La calidad de los servicios que se prestan y cómo son necesarios para dar visibilidad y notoriedad a las empresas andaluzas que cada día son más competitivas a nivel nacional e internacional. Ya está superado aquello de confundir publicidad con marketing y con comunicación. Son tres áreas complementarias que se deben a estrategias globales pero que necesitan de profesionales diferentes. En ese ejercicio de reflexión es cuando se crean los mejores planes de comunicación, los que se centran en la reputación y en la imagen de las compañías, obligándolas a ser mejores día a día.
El Dircom en las empresas es mucho más que el jefe de prensa. La estrategia de comunicación, alineada con los objetivos de la compañía, permite trabajar muchos escenarios más allá de la clásica nota de prensa. La realidad de los medios de comunicación obliga a las empresas a interrelacionar con ellos de múltiples formas, y no sólo con publicidad. El periodismo del siglo XXI va más allá de la digitalización de los medios, con nuevas formas de ex- presión y nuevos lenguajes en un contexto donde la calidad y la diversidad de contenidos son cada día más necesarios.
Es importante explorar nuevas formas de comunicar, más profesionales y más trabajadas conjuntamente con las empresas, con el fin de proporcionar a los lectores nuevas perspectivas de interés y contenidos más atractivos. No olvidemos que cada vez más medios restringen el acceso a las informaciones a sus suscriptores y éstos esperan recibir un producto diferenciado y de calidad que justifique el precio que abonan.
Y en la calidad de dichos contenidos es donde reside el éxito a la hora de comunicar. A los medios les llega a diario sobreinformación que deben filtrar. Como buenas empresas, a sus clientes los tratan con prioridad, ya que al fin al cabo no son ONG, mientras que el resto de compañías deben destacar sobremanera para encontrar hueco en sus secciones. No sólo cuenta ya la cantidad, la calidad o la relevancia del mensaje, también suman otros factores para el éxito, como el momento elegido para compartir la información.
No nos cansaremos de repetir que las empresas que invierten en comunicación tienen un retorno ocho veces superior a su inversión, siempre que esa inversión esté bien planificada. En Andalucía, como se demostró en las jornadas, hay grandes profesionales para ello y cada vez más sensibilidad para cuidar lo que contamos y estar presentes en aquellos foros donde nuestras empresas tienen algo que decir. Contar con buenos asesores siempre aporta valor a una compañía.
Y tenemos que apoyar a los medios de comunicación, son muy necesarios para la sociedad y juegan un papel clave para la reputación de nuestras empresas. Cuantos más medios, más diversidad. Una fórmula con la que ganamos todos. Por ello, hay que anunciarse, colaborar, patrocinar, destacar…, elijan.