Si os habéis subido recientemente al carro para saber algo más sobre las criptomonedas y la tecnología Blockchain, os estaréis dando cuenta de lo rápido que cambia todo en este sector. Te puedes despertar un día con un tweet de Elon Musk que ha disparado el precio del Bitcoin o con otro tweet que hace “trending topic” una criptomoneda como Doge Coin, que pretendía ser solo un meme en su creación.
El mes de mayo nos dejó unas de las mayores caídas del precio que ha tenido en su corta vida Bitcoin, solo comparable a lo que ocurrió en 2015. Dado que todo el resto de las criptomonedas tienen una alta correlación con su precio, os podéis imaginar la sangría que han sido estas últimas semanas.
Tanto es así, que hace dos fines de semana preparaba una presentación para una conferencia en Madrid, y en ese momento la capitalización del mercado de las criptomonedas superaba a la valoración bursátil de Apple. El día de la presentación que fue unos días después, la capitalización de todo el mercado de las criptomonedas había caído a la mitad. Casi un trillón de dólares americanos esfumados.
Todo este proceso de reajuste que se venía fraguando, fue impulsado de nuevo con un tweet de Elon Musk, donde anunciaba que Tesla, dejaría de aceptar Bitcoin como método de pago para poder comprar sus coches. El argumento que esgrimía es que Bitcoin utilizaba demasiada energía y que su impacto sobre el CO2 lo hacía una tecnología no sostenible. Por otro lado, se apresuró a decir que Tesla no había vendido sus Bitcoins y que seguía confiando en esta criptomoneda.
Últimamente tanto los gobiernos como las empresas acostumbran a manejar la opinión pública con eslóganes y titulares, sin mucha profundidad en su desarrollo. Funciona, ya que el consumo de tiempo para poder desgranar una noticia, ir a las fuentes y tratar de hacer un juicio crítico es alto y además la información caduca muy rápido. Elon Musk se dio cuenta de que más pronto que tarde, se iba a enfrentar a los titulares de prensa señalando a su empresa, punta de lanza de la electrificación del transporte y de la “lucha” contra el cambio climático, por atesorar tan solo 2.480 millones de dólares en una criptomoneda, y promover una tecnología que consume más energía que Holanda o que Argentina.
Se ha intentado casi todo desde la prensa para atacar a Bitcoin. En 2017 en el anterior crecimiento del mercado “bull run”, solo salían noticias negativas de Bitcoin y positivas de Ripple (¿Quién usa y apoya Ripple?). En este ciclo alcista de finales de 2020 e inicios de 2021 hemos visto noticias negativas de todo tipo, incluso a la CNMV y al Banco de España lanzando advertencias de inversión al respecto de las criptomonedas.
A pesar de todo, la propuesta de valor de Bitcoin es tan potente en estos escenarios económicos que vivimos, que Bitcoin no ha parado de crecer y de tener mayor adopción a pesar de su prensa negativa. El único argumento que ha tenido algo de calado es el de la sostenibilidad por el alto consumo de energía de esta tecnología y por tanto ha sido calificado de no sostenible.
Por recapitular, Bitcoin es un sistema de intercambio de valor, no censurable por ningún gobierno o corporación, no confiscable, descentralizado, seguro, pseudoanónimo y que no entiende de fronteras. Cualquier persona puede transferir valor a otra, sin necesidad de un actor central que haga la transacción en su nombre y tan solo conociendo la dirección de la cartera del destinatario.
Para poder conseguir estas propiedades, se estableció en su definición una serie de incentivos para aquellas personas que mantienen la red y dan por válidas las transacciones (mineros). Los mineros tienen que realizar un esfuerzo de cálculo para resolver un problema matemático y de esta manera dar por válidas las transacciones que se han hecho en la Blockchain. Estas transacciones se agrupan por bloques y ser realizan cada diez minutos en el caso de Bitcoin. Todos los mineros compiten entre sí, por averiguar antes que los demás la solución al problema matemático, para lo que utilizan máquinas especializadas en estos cálculos que consumen energía. A mayor capacidad de cálculo (número y potencia de las máquinas), mayor probabilidad de ser recompensado por solucionar el problema matemático y grabar el bloque. Al esfuerzo de cálculo, se le llama prueba de trabajo, y es la base fundamental de las propiedades que tiene Bitcoin frente a otros activos del mercado.
La propia competición por resolver el problema, sumado a la cantidad de mineros que hay compitiendo, hace totalmente antieconómico que alguien trate de engañar al sistema por fuerza bruta. El coste económico sería tan alto, que sería inasumible. Por lo tanto, a mayor descentralización de los mineros (número de mineros) y mayor potencial de cálculo (consumo de energía y número de máquinas necesarias), más seguro es el sistema para los participantes.
Hay algunas monedas que se han pasado de la prueba de trabajo (Proof of work) a la prueba de participación (Proof of Stake). Esto reduce de forma significativa el consumo de energía, mejora la escalabilidad y la velocidad, pero suele ser una solución mucho más centralizada y que puede tener problemas de control. Quizás Ethereum 2.0 sea la gran prueba de POS y veremos que problemas pueden surgir de este sistema.
Volviendo al tweet de Elon Musk, en mi opinión a la gente hay que evaluarla por lo que hace y no por lo que dice que hace. La realidad es que Tesla a pesar de que en teoría Bitcoin no es sostenible, no se ha deshecho de sus inversiones en esta criptomoneda. ¿Si es tan poco sostenible, porque apostar por ella y no venderlo todo?
La narrativa está totalmente sesgada y se utiliza Bitcoin como una estrategia de marketing. Nadie se plantea lo que consume un determinado sector en electricidad para atacar su idoneidad o sostenibilidad. Será su relación coste valor aportado lo que justifique su existencia. De hecho, dejo algunos datos interesantes por aquí:
- Los datacenters de los 100 principales bancos mundiales consumen anualmente 2,5 veces más electricidad que Bitcoin.
Nadie dice que los 100 principales bancos consumen 2,5 veces la electricidad de Holanda.
- La producción de Oro, consume anualmente más de dos veces la electricidad que consume Bitcoin.
Producir Oro, consume dos veces la electricidad que consume Holanda o Argentina anualmente.
El mundo produce 160.000 TWH de electricidad al año, de los cuales 50.000 TWH se pierden. Bitcoin solo utiliza 120 TWH anuales para el funcionamiento de su arquitectura.
Si el objetivo de las personas que censuran y critican Bitcoin por su sostenibilidad fuera el medio ambiente, fijarían sus críticas en las fuentes de generación de energía y en la eficiencia del sistema energético. Solo mejorando un 1% la eficiencia del sistema actual, se conseguiría 5 veces mayor ahorro que reduciendo a cero el consumo de Bitcoin.
Dato mata relato, pero en este caso además no nos podemos olvidar de analizar qué es lo que realmente hacen los que critican a Bitcoin, frente a la cortina de humo de lo que dicen que hacen como estrategia de marketing.