La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca es, sin lugar a dudas, un azote para la economía mundial. El primero en alertar sobre su impacto es el Banco Central Europeo. Su vicepresidente, Luis de Guindos ha sido tajante, los aranceles del 60% que parecen vaticinarse van a hacer mucho daño a nuestro continente.
Ante este panorama, nuestro país continúa haciendo los deberes bajo el ala de la UE y amparados en un leve repunte del comercio internacional. Tras seis trimestres de caídas consecutivas, por fin las importaciones han aumentado un 3,4 % y las exportaciones crecieron un 0,7 %.
Por su parte, en nuestra tierra, las exportaciones andaluzas alcanzaron en el primer semestre del año 21.300 millones, con una subida del 6,54%. Desde el gobierno autonómico afirman que nuestra mayor baza en este tablero es la diversificación de los productos que exportamos. Cierto parece, pues estamos a la cabeza en la internacionalización de dos productos tan antagónicos como sevillanos: el aceite de oliva y los vehículos aeroespaciales.
Tradición y tecnología punta son las cartas de presentación de nuestra tierra en el mercado internacional. Y, sinceramente, creo que es una magnífica presentación.
Si hablamos del sector aeroespacial, en el que Sevilla tiene un papel predominante a nivel nacional, se registraron en los primeros 6 meses de este año un incremento de las ventas del 86,95% con respecto a 2023. Es, nada menos, que el 7,31% de todas las exportaciones de Andalucía y nos sitúa como un referente internacional.
Hoy el sector aeroespacial andaluz lo conforman 147 empresas (de las que 106 son sevillanas) generando alrededor de 14.400 empleos directos y registrando una facturación de más de 2.700 millones de euros al año.
De hecho, hace unas semanas, debatimos largo y tendido sobre la relevancia del sector aeroespacial en nuestra economía y en nuestra sociedad en el acto de apertura del curso académico del Colegio Oficial de Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Sevilla, de COGITISE. María Mora-Figueroa, subdirectora de Producción de la PreFAL de Tablada Airbus, apuntaba en su lección inaugural como Airbus cuenta en Andalucía con más de 3.300 empleados, de los que en torno a 2.880 están en Sevilla. Esto, tiene un efecto multiplicador en las empresas auxiliares del sector de, aproximadamente, 3,6 empleos.
Como podemos comprobar, las cifras son importantes, el sector crece, aumenta la generación de puestos de trabajo y se potencia la capacidad de innovación tecnológica de nuestra tierra.
Pero tenemos también al aceite de oliva. Un producto que, además de ser la seña de identidad de la cultura mediterránea, generó a principio de este año 2.441 millones de euros, su mejor registro exportador de la historia, ya que implica un crecimiento del 68,3%. No sabemos qué pasará ahora, con el cambio de gobierno en E.E.U.U. (nuestro principal mercado no europeo) y su fijación por las aceitunas españolas, con las trabas administrativas y burocráticas que llegan desde Bruselas y con la competencia desleal que realizan otros países vecinos. No es fácil la situación, pero, además de la calidad y la solera generacional que tiene el producto, Andalucía puede presumir de la importante inversión en tecnología que está haciendo el sector agrario en general, y el olivarero en particular. Internet de las Cosas (IoT), Big Data e Inteligencia Artificial ya han comenzado a aplicarse para mejorar la eficiencia en el cultivo del olivar. El gasto en innovación de las empresas del sector agroindustrial de Andalucía es el 12.17%, aproximadamente 100 millones de euros, muy por encima de la media de España es el 5,62%, según datos de 2020.
A los aviones y al aceite sumamos también el crecimiento que ha experimentado el sector industrial andaluz en máquinas y material eléctrico, un ascenso del 7,03%, hasta los 855,9 millones de euros, y, además, el de las máquinas y calderas con 421 millones de euros y un crecimiento del 6,8%.
En este repaso sectorial de las importaciones andaluzas queda evidente que Andalucía basa sus exportaciones en la tecnología y la innovación. Sin lugar a dudas, la ingeniería está, día a día, más presente en todos los campos de nuestra economía y producción y, por tanto, el bienestar económico de nuestra región depende estrechamente de ella.
Y es que la ingeniería técnica industrial es imprescindible en la mejora y optimización de la producción, la calidad, la logística, la gestión de proyectos y la sostenibilidad. Los ingenieros técnicos industriales son responsables de diseñar, implementar y optimizar sistemas y procesos que permiten a las empresas operar de manera más eficiente. Esto incluye la mejora de la cadena de suministro, la reducción de costos y el aumento de la calidad del producto.
Por ejemplo, una de las áreas más críticas en el comercio exterior es la cadena de suministro. Los ingenieros técnicos industriales aplican sus conocimientos para diseñar y gestionar sistemas logísticos eficientes que aseguran que los productos lleguen a su destino de manera oportuna y a un costo razonable. Esto incluye la planificación de rutas, la gestión de inventarios y la coordinación entre proveedores y distribuidores. ¿Qué ocurre al optimizar estos procesos? Algo tan positivo como que las empresas pueden reducir costos y mejorar su capacidad de respuesta ante las demandas del mercado.
A todo ello debemos sumar la importancia de la calidad es un factor determinante en el comercio internacional. La implantación de sistemas de IA está ayudando enormemente a que los productos cumplan con los estándares internacionales evitando encontrar problemas legales y de reputación, algo que, a su vez, permite que las empresas puedan acceder a mercados más amplios y exigentes. La implementación de metodologías como Six Sigma o Lean Manufacturing es común en este contexto, ya que buscan minimizar desperdicios y maximizar la satisfacción del cliente. Así se puso de manifiesto en la última edición de NetCOGITISE, el encuentro de Ingeniería Técnica Industrial más importante del sur de España, que se desarrolló el pasado 31 de octubre en Sevilla y en el que una veintena de expertos internacionales debatieron y analizaron la implantación y el desarrollo de la Inteligencia Artificial en nuestra tierra.
Para terminar, no puedo dejar de hacer mención a la sostenibilidad. Ya es imprescindible que las empresas desarrollen la optimización del uso de recursos, la reducción de emisiones y la gestión adecuada de residuos, economía circular en la que los ingenieros técnicos industriales juegan un papel protagonista.
En un tablero de juego del comercio internacional la partida está a punto de cambiar. Pero, ante este panorama, en Andalucía contamos con importantes bazas a nuestro favor, no solo la calidad y tradición de nuestros productos, sino el desarrollo y la implementación de tecnologías avanzadas, como la automatización, la inteligencia artificial y el análisis de datos, que permiten a las empresas mejorar sus procesos y productos. Esta innovación no solo aumenta la eficiencia, sino que también puede abrir nuevas oportunidades en mercados internacionales y para ello, los profesionales de la ingeniería técnica industrial de nuestra tierra estarán encantados de mover ficha.jaur