21/09/2024

¿Hay mujeres en el mundo de la Construcción?
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Puedo confirmar que sí, y que somos más de lo que parece. Cuando le dije a mi abuelo que iba a estudiar arquitectura, lo primero que me preguntó es que […]

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Puedo confirmar que sí, y que somos más de lo que parece. Cuando le dije a mi abuelo que iba a estudiar arquitectura, lo primero que me preguntó es que “¿Qué iba a hacer el día que tuviera que subirme a un andamio en una obra?”, a lo que yo le respondí: “Subirme, por supuesto”.

Nunca me ha dado miedo estar en un mundo aparentemente de hombres, y puedo decir con total honestidad, que me sobran dedos de una mano para contar las veces, que me he encontrado a algún “despistado” que ha querido ningunearme por ser una mujer.

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¿He tenido mucha suerte? No lo sé, quizás es que he aprendido desde bien pequeña los valores de mi padre, aparejador y fundador de nuestra empresa de reformas, a que con humildad y preguntando, se llega antes a cualquier sitio que intentando pasar por encima.

En el último informe ‘Mujeres en el sector de la Construcción 2023’, publicado por el Observatorio Industrial de la Construcción, de la Fundación Laboral de la Construcción, podemos observar que el número de mujeres afiliadas a la Seguridad Social de la construcción aumentó en 7.500 con respecto al año anterior, lo que supone un total de 154.837 profesionales y una representación del 11,2% en relación con el conjunto de personas trabajadoras en el sector, la mayor desde 2015.

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La representación femenina en los trabajos a pie de obra es muy poca, pero hay que poner en valor, que ha crecido el 5,1%, con respecto a 2022. De esta manera, el 7,3% de las mujeres ocupadas en la construcción tienen un oficio incluido dentro de la categoría mencionada, siendo las albañilas (12,9%), las pintoras, empapeladoras y afines (12,9%) y otras trabajadoras de acabado en la construcción, instalaciones y afines (8,2%) las que mayor presencia tienen.

Han surgido ya varias iniciativas que apoyan este tipo de trabajos, donde muchas mujeres encuentran su hueco, y donde se sienten más cómodas y capaces incluso que algunos de sus compañeros realizando dichas tareas, inicialmente relacionadas con los hombres, casi siempre por estar vinculadas a trabajos que requieren mucha más fuerza. La realidad, es que al menos en mi entorno, es muy raro aún, encontrarte con mujeres que quieran estar “en el tajo”, pero las pocas que me he encontrado, han sido excelentes profesionales.

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Es en los puestos técnicos y administrativos, donde nos concentramos la mayoría, siendo el 50,2% de la ocupación total, y donde ya, por suerte, nadie se sorprende de encontrar una mujer dirigiendo una obra como aparejadora o arquitecta. Un poco más raro es encontrar una mujer, como es mi caso y el de mi hermana, al frente de una empresa constructora, pero para nosotras, lejos de convertirse en un hándicap, lo hemos transformado en una oportunidad de diferenciarnos del resto del mercado.

No son uno ni dos, los clientes que, a la firma del contrato, nos dicen que nos han elegido porque “somos mujeres”, y tenemos otra forma diferente de hacer las cosas. Y eso es cierto.

Luché durante años contra mí misma, intentando mirarme e imitar al pie de la letra a quien para mí era mi ejemplo, mi padre. Hasta que un buen día, me di cuenta que, para poder hacerlo bien, desde mi lugar, sintiéndome en paz y feliz conmigo misma, de forma coherente, debía hacerlo con su ejemplo sí, pero sin renunciar a mi propia esencia. Mi esencia de ser una mujer dirigiendo una constructora.

Y desde entonces, intento llevar este pensamiento a cada una de las acciones de mi día a día, en las decisiones estratégicas de la empresa, en el cuidado a las personas que heredé de él y que implementamos desde siempre, mucho antes que existiese esa palabra de “responsabilidad social empresarial”, porque las personas son las que hacen las empresas, y sin ellas, nada es posible. Esa sensibilidad y humildad, aplicada a cada una de las cosas que me pasan, unas veces más acertadas que otras, porque sigo en continuo aprendizaje, creo que es la que me ha permitido continuar con el legado familiar a pesar de todo y de todos.

Dejar nuestra impronta y nuestra forma diferente de hacer las cosas, ni mejor ni peor, sino simplemente diferente, es lo que creo que hace avanzar a la sociedad en un mundo aparentemente de hombres, pero donde hemos demostrado con creces que estamos presentes.

Y esto podemos verlo en cada una de las organizaciones a las que pertenezco, como FAME, la Federación Andaluza de Mujeres Empresarias, donde en sus órganos de gobierno hay mujeres de mi sector que lideran grandes empresas, o en Empresarias Sevillanas, de las que soy una de sus Vicepresidentas, y donde junto con otras muchas compañeras de la asociación que también pertenecen a mi sector o la industria, hacemos visibles cada día a muchas de las que están escondidas en sus naves u oficinas. Porque más allá de estar o no en un mundo de hombres, lo más importante es sentirse realizada siendo “mujer” en este mundo de la construcción.

Revescoan es una empresa familiar con sede en Sevilla que lleva más de 45 años en el mercado de las reformas e interiorismo. Está formada por un equipo multidisciplinar y profesional altamente cualificado para la ejecución de cualquier proyecto, así abarca todas las fases a ejecutar. Desde Reformas Integrales de viviendas, Reforma de hoteles, de restaurantes, de locales comerciales, naves industriales, de oficinas a todo lo que se pueda imaginar.

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