12/09/2024

José Manuel Gómez (CARL): “El diálogo social es absolutamente esencial para nuestro funcionamiento”
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"En Andalucía el CARL tiene un papel inicial importantísimo desde el punto de vista de la calidad democrática del sistema de relaciones laborales"

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Se han cumplido ya 40 años de funcionamiento del Consejo andaluz de Relaciones Laborales. De hecho, es uno de los de los organismos más antiguos de la Junta de Andalucía. ¿Qué es y qué funciones tiene el CARL?

El Consejo Andaluz de Relaciones Laborales es un órgano colegiado de participación social, como establecen los artículos 20 y 80 de la de la Ley de Administración de la Junta de Andalucía, que se crea por ley en el año 1983, en un momento en el que se están democratizando las relaciones laborales en toda España, también en Andalucía. Por tanto, es un órgano de impulso de las relaciones laborales en un momento en el que se acaba de aprobar Estatuto de los Trabajadores del año 1980 y todavía no se había aprobado la Ley Orgánica de Libertad Sindical. De esa manera se empiezan a construir democráticamente las relaciones laborales en Andalucía, con este órgano director que marcaba lo que debían hacer tanto los representantes sindicales como empresariales en el marco de la negociación colectiva y de las relaciones laborales en general. En Andalucía el CARL tiene un papel inicial importantísimo desde el punto de vista de la calidad democrática del sistema de relaciones laborales.

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Con posterioridad, durante los años 90, el órgano evoluciona en torno a la concertación social, lo que significaba la participación directa del gobierno en las relaciones laborales de la mano de las organizaciones sindicales y empresariales más representativas. Los años 90, son los años de gran impulso inicial del Consejo. Posteriormente nos hemos transformado sobre todo a partir del momento en el que nuestras funciones consultivas pasan al Consejo Económico y Social en el año 1997 y cuando se crea el SERCLA, que es el Sistema Extrajudicial de Resolución de Conflictos Laborales de Andalucía en el año 1999, que hace que nos convirtamos en una Administración prestadora de servicios.

Prestamos servicios respecto de la negociación colectiva a través fundamentalmente de las presidencias de mesas de negociación, de los servicios de acompañamiento técnico a la negociación en los casos de bloqueo y también resolvemos a través de la mediación o el arbitraje los conflictos laborales, fundamentalmente los colectivos. En Andalucía todos los conflictos colectivos pasan por el SERCLA y eso hace que nos comportemos efectivamente como lo que somos actualmente, una gran administración prestadora de servicios, aunque sigamos siendo un órgano colegiado tripartito que funciona siempre de la mano de las organizaciones sindicales y empresariales.

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Una de sus grandes características es precisamente que es un órgano tripartito que está compuesto por las organizaciones sindicales más importantes y la Confederación de empresarios de Andalucía. ¿Cómo se encajan todos esos intereses?

Nosotros protagonizamos el diálogo social real en Andalucía lo que significa que cuando las organizaciones sindicales y empresariales vienen con un conflicto al Consejo Andaluz de Relaciones Laborales, salen siempre con un acuerdo. Eso es el ADN del Consejo Andaluz de Relaciones Laborales. Estamos acordando permanentemente. Nunca se ha votado una sola decisión en el seno del Consejo Andaluz de Relaciones Laborales.  Siempre se han adoptado todas las decisiones por unanimidad.

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Hablo de un diálogo social real porque es el diálogo social que está apegado a la realidad de la empresa, es decir, a la negociación de los convenios colectivos, de los sectores productivos y de las empresas, y también a la resolución de los concretos conflictos laborales, entre las empresas y sus trabajadores. El diálogo es absolutamente esencial para nuestro funcionamiento. Acordar no es fácil, supone siempre renuncias, se emplean muchas horas de trabajo y esfuerzo, pero solo se puede construir sobre la base del diálogo social, no caben imposiciones.

El CARL es un organismo que hace mucho con muy poco, es como los cables de electricidad que van por el techo o las conducciones de agua o gas que van por el suelo. Pulsamos un botón y tenemos luz, abrimos un grifo y tenemos agua. No se ve la infraestructura, pero está ahí dándonos servicio. Eso es el CARL, la infraestructura del sistema de relaciones laborales en Andalucía, la infraestructura basada en el diálogo social permanente a la que acuden sindicatos, trabajadores y empresas para resolver su día a día. Trabajamos desde la más absoluta discreción, casi en la sombra, pero lo hacemos 365 días al año, 7 días a la semana.

A estas alturas podemos hacer ya balance de estos primeros seis meses del año que ha estado marcado por el conflicto de Acerinox. Un conflicto muy importante, muy enquistado y que al final ha conseguido resolverse.

Han sido 137 días de huelga. Pocos conflictos han tenido una duración como como el de Acerinox. Han sido más de 30 intervenciones directas del Consejo Andaluz de Relaciones Laborales y del SERCLA. Hemos estado monitorizando el proceso desde enero de 2023 hasta el mismo día 1 de julio en que se firmó el convenio en la sede de la Consejería de Empleo.

Ha sido la propia Consejera, Rocío Blanco, quien ha impulsado el acuerdo final. Gracias a su intervención hemos podido desbloquear finalmente este este convenio colectivo, lo que constituye un notable éxito en su gestión. Y tengo que decir que tenemos muchas lecciones que aprender de este tipo de conflictos. Algo fundamental es que los conflictos laborales no se deben politizar, y éste estuvo a punto de serlo. Hay que dejar trabajar a los equipos de mediación y confiar en su profesionalidad.

El Consejo Andaluz de Relaciones Laborales tiene una experiencia de 40 años en la resolución de conflictos, mucho antes incluso de que apareciera el SERCLA, y cuando trabajan los equipos de mediación deben hacerlo con discreción, en silencio, sin aparecer en los medios. Esto es fundamental. No se debe levantar polvareda política cuando los conflictos son tan graves. Este era un conflicto muy complejo porque se trataba de conjugar la modificación del sistema productivo de una de las empresas punteras en el sector siderúrgico en Europa, no solamente en Andalucía, con la garantía del empleo, y de un empleo con calidad en los derechos de los trabajadores. Conjugar todos esos factores ha sido verdaderamente difícil, pero creo que al final hemos conseguido con este convenio asegurar la viabilidad de la empresa durante los próximos cuatro años y desde luego, garantizar el empleo de calidad dentro de la factoría de Palmones. Para el Campo de Gibraltar ha sido un enorme alivio que hayamos podido dar solución a este largo y doloroso conflicto, y desde el punto de vista reputacional ha sido un éxito para el CARL y todo su equipo.

Al margen de este de este conflicto de Acerinox. ¿Cuál es el balance de este primer semestre del año?  

Si bien nos ha condicionado mucho la agenda, no hemos dejado de trabajar ni en el plano institucional ni en el plano productivo.

Hemos puesto en marcha este mismo año la Cátedra de Negociación Colectiva y de Relaciones Laborales de Andalucía, de la mano de la UNIA. Esta Cátedra está siendo extremadamente provechosa en el sentido de que es la base de la Escuela de Negociación Laboral de Andalucía. La Cátedra nos ha permitido además poner en marcha la Comisión Técnica de Trabajo del Pleno del Consejo Andaluz de Relaciones Laborales, que ha empezado a elaborar una serie de guías de la negociación colectiva. Vamos a tener tres guías de negociación colectiva sobre tres temáticas diferentes, la administración del convenio colectivo, los derechos de conciliación e igualdad y los derechos digitales, a finales de este año.

Al mismo tiempo, hemos incentivado la presencia del Consejo Andaluz de Relaciones Laborales en cada provincia. Para nosotros es muy importante tomar contacto directamente de lo que está sucediendo en materia de negociación colectiva y de conflicto en cada provincia. Nos hemos desplazado en este semestre a las provincias de Córdoba, de Huelva, de Granada y la última Comisión Permanente ampliada la tuvimos hace unos días en la Delegación de Sevilla.

También tenemos, en el marco de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, el curso de capacitación para mediadores. Acabamos de clausurar su séptima edición. Este curso está dirigido a todos los mediadores, a los casi 300 mediadores que tenemos en toda Andalucía y está resultando verdaderamente un éxito hasta el punto de que comunidades autónomas como Baleares, por ejemplo, han importado nuestro modelo de formación que está plenamente certificado. El curso ha sido también ampliado a los profesionales adheridos al Código Ético del SERCLA que aprobamos el año pasado.

Al mismo tiempo, estamos en la preparación del 25 aniversario del SECLA que se va a celebrar el 18 de septiembre próximo y donde vamos a realizar un acto de distinción de una serie de personas y entidades que han estado vinculados durante todo este tiempo al Sistema Extrajudicial de Resolución de Conflictos Laborales en Andalucía. Con esto queremos reconocer esa labor que se ha realizado.

Al mismo tiempo, tenemos también una actuación muy estrecha con los organismos autónomos de relaciones laborales y de resolución de conflictos de toda España, y con el SIMA. Curiosamente, en España se empieza a hacer mediación laboral antes que mediación civil y mercantil, sin embargo, los sistemas de mediación civil y mercantil se encuentran más desarrollados que los de mediación laboral. Queremos de alguna manera equipararnos en cuanto a importancia y por eso estamos reunidos permanentemente con estos organismos.

Yo creo que esto, junto con el trabajo que estamos realizando para cerrar el borrador de la reforma de la Ley del CARL ha constituido la labor fundamental que venimos haciendo durante todo este semestre. Espero que para finales de este año podamos tener un borrador nuevo de la Ley del CARL, que la actualice, que la ponga al día y se clarifique el marco jurídico de actuación del Consejo que, desde el punto de vista administrativo, es una especie de rara avis. Es un órgano tan antiguo como la propia Junta de Andalucía y se ha debido ir reconfigurando a lo largo del tiempo con distintas disposiciones legales que debemos uniformar y simplificar. Y, además, queremos blindar al SERCLA dentro de esta nueva Ley.

Hablando del SERCLA que cumple 25 años este mismo año. ¿Qué es el SERCLA y cuáles son sus funciones?

El SERCLA es un acuerdo ínterconfederal entre las organizaciones sindicales, UGT y CCOO y la Confederación de Empresarios de Andalucía, que se firma en el año 1996. En ese acuerdo inicialmente estaba el Gobierno andaluz, era tripartito, pero a partir del año 1997 el acuerdo pasa a ser simplemente bipartito entre sindicatos y empresarios, dotándose de un reglamento inicial que hace que empiece a funcionar en el año 1999.

Es un sistema de resolución de conflictos al margen de los juzgados. Lo que intentamos es que con los mediadores que aportan las organizaciones sindicales y empresariales se pueda llegar a acuerdos previos a la vía judicial. El Consejo Andaluz de Relaciones Laborales da el soporte técnico y administrativo y pone a disposición sus sedes para que estos mediadores que aportan las organizaciones sindicales puedan hacer su trabajo. Tenemos provincias como Jaén o Córdoba, o sedes como Jerez de la Frontera, donde los índices de avenencia en conflictos están rondando el 50%.

Todos los conflictos colectivos de Andalucía pasan por el SERCLA. El CMAC es el otro órgano que se encarga de las de las conciliaciones y que depende de la Dirección General de Trabajo llevando solamente conflictos individuales. Nosotros tenemos los conflictos colectivos, aunque también hemos incorporado una serie de conflictos individuales, hasta unos 3.000 expedientes al año aproximadamente, que tienen que ver sobre todo con las medidas del régimen disciplinario en las empresas.

Un dato importante, solo en el primer semestre de este año 2024 hemos atendido 529 expedientes de conflictos colectivos que han afectado a 67.436 empresas y 338.834 personas trabajadoras. A final de año, habremos resuelto conflictos que afecten a casi 700.000 personas trabajadoras. Solo en ese periodo, se han evitado en el SERCLA la pérdida de casi 2 millones de horas de trabajo por huelgas.

Ahora lo que queremos hacer es poner al SERCLA al día aprovechando sus 25 primeros años. Queremos introducir modificaciones estructurales dentro de su funcionamiento, de manera que podamos tener una gestión mucho más eficiente y competente para incrementar los índices de avenencia.

Ojalá pudiésemos hacernos cargo de todos los conflictos individuales que tenemos en Andalucía. Para eso necesitaríamos una estructura mucho mayor, pero en esa línea en la que estamos caminando. Para nosotros es fundamental la formación de los mediadores. Creemos que a mejor formación de mediadores vamos a tener mayores índices de avenencia. Esto es verdaderamente importante y para eso necesitamos mediadores y mediadoras que estén muy bien formados. Esto es lo que hacemos en el CARL a través de nuestro Curso de Capacitación de Mediadores de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

Vamos a acabar hablando precisamente de los mediadores de la figura de mediador. ¿Cómo se hace un mediador? ¿Qué características tiene que tener una persona mediadora? ¿Qué formación previa antes de pasar al curso que nosotros de la oficina?

Efectivamente el mediador se hace, no se nace siendo mediador. Para ser mediador hay que formarse. Porque se pueden tener aptitudes para el diálogo personal, empatía y capacidad de diálogo, pero necesitamos conocer la técnica mediadora. La técnica mediadora es esencial. Para eso hacemos el curso. Nosotros formamos teóricamente al mediador en habilidades para la mediación, y prácticamente lo ponemos ante la realidad de los conflictos. De esta manera sale lo mejor del mediador. El mediador tiene que tener paciencia, tiene que tener capacidad de escucha activa, tiene que tener capacidad propositiva, tiene que tener empatía, saber ponerse en cada momento en el papel de quién está trasladando el problema.

No es necesario que tenga que tener un conocimiento técnico exhaustivo de la norma o de la ley, porque intervenimos casi siempre en conflictos de interés, donde siempre es posible hacer un acercamiento de posiciones. Evidentemente hay situaciones en las que no es posible llegar de ninguna manera al acuerdo y entonces tendremos que pasar al ámbito judicial.

Pero la función del mediador está siempre en tener abierta esa capacidad propositiva. En el caso Acerinox lo más importante es que el equipo de mediadores no tiró nunca la toalla, ni siquiera en el momento más desesperado de la negociación. Han esperado a que los ánimos se enfriaran y han vuelto a llamar a las partes para que las partes se vuelvan a sentar a la mesa. Esa insistencia y ese convencimiento de que es necesario llegar a un acuerdo es fundamental para hacer, para hacer un buen un mediador.

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