En un momento donde las noticias son incesantes por el ingente número de turistas que llegan a Sevilla y como su aportación a la economía de la ciudad sigue aumentando alcanzado cotas cercanas al 20% si sumamos las actividades ligadas al sector, hemos de plantearnos una reflexión: ¿es el turismo la única actividad industrial de la ciudad? ¿Estamos avocados a esta dependencia, a todas luces excesiva, que está originando una protesta ciudadana cada vez más contundente ante los efectos colaterales que origina?
Es urgente la búsqueda de alternativas que contribuyan a generar riqueza en la ciudad y más puestos de trabajo; se sabe que el empleo que origina el turismo es de los llamados de baja intensidad, con contratos temporales y salarios bajos como consecuencia de la baja plusvalía que origina. Cifras enormes, mucha rotación del empleo, ocupado mayoritariamente por emigrantes, dado el bajo interés de los naturales.
Ante esta expectativa, y sin renunciar al turismo como industria, hemos de buscar otras alternativas -que nos han hecho crer que no existen- y que son exógenas a la ciudad. Como defensa, Sevilla posee una rica historia industrial que se remonta al Medievo. La ciudad ha sido un importante centro de comercio e intercambio durante siglos, lo que ha contribuido a su desarrollo industrial, con varias etapas:
Etapa Preindustrial:
- Protoindustria: Durante los siglos XVI y XVII, Sevilla experimentó un auge en la producción artesanal, especialmente en sectores como el textil, la cerámica y la alimentación. Esta actividad protoindustrial se caracterizaba por la utilización de mano de obra intensiva y técnicas de producción tradicionales.
- Fábricas Reales: En el siglo XVIII, la monarquía borbónica impulsó la creación de Fábricas Reales en Sevilla, como la Fábrica de Tabaco y la Fábrica de Artillería. Se introdujeron nuevas tecnologías y métodos de producción, sentando las bases para la industrialización posterior.
Revolución Industrial:
- Siglo XIX: La llegada de la Revolución Industrial a España marcó un punto de inflexión en el desarrollo industrial de Sevilla. Se establecieron nuevas fábricas, principalmente en sectores como la siderurgia, la textil y la química. La ciudad también se convirtió en un importante centro de transporte ferroviario.
- Siglo XX: La industria sevillana continuó creciendo y diversificándose. Se instalaron nuevas empresas en sectores como la automoción, la aeronáutica y la alimentación. Sevilla se convirtió en un importante centro de servicios.
Declive y Reestructuración:
- Crisis de los años 70 y 80: La crisis económica de los años 70 y 80 afectó significativamente a la industria sevillana. Muchas empresas cerraron sus puertas y se perdieron miles de trabajos.
- Reestructuración: En las últimas décadas, la industria sevillana ha experimentado un proceso de reestructuración y modernización. Se han cerrado las empresas menos competitivas y se han invertido en nuevas tecnologías y sectores estratégicos.
Situación Actual:
- Sectores clave: En la actualidad, los principales sectores industriales de Sevilla son la alimentación, la química, la metalurgia, la automoción y la aeronáutica.
- Desafíos: La competencia global, la necesidad de innovación y la transición hacia una economía más sostenible.
- Oportunidades: Sevilla tiene un gran potencial para seguir desarrollando su industria. Cuenta con una ubicación estratégica, una mano de obra cualificada y un ecosistema empresarial dinámico.
Nada como recurrir a la Historia para desmentir mitos y falsas creencias. Uno de ellos es que Andalucía siempre estuvo en el vagón de cola de la industrialización. Esa creencia es simplista y no se ajusta del todo a la realidad. La comunidad sí tuvo un despegue industrial relevante en el contexto nacional y a mediados del siglo XIX aportaba el 18% a la actividad del país. A esta preponderancia contribuyeron provincias como Sevilla, Málaga, Huelva o Córdoba, que dieron auge a actividades productivas boyantes como la siderúrgica, la textil algodonera, la química o la minera. El Atlas de Historia Económica de Andalucía documenta este desarrollo económico de la comunidad entre los siglos XIX y XX.
Este atlas del Instituto de Estadística y Cartografía (IECA), dependiente de la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades, constituye una valiosa herramienta en formato web enfocada al público general que, a través de mapas, gráficos y fotos históricas, logra que una materia tan densa esté al alcance incluso de los escolares.
Es habitual calificar con el término de fracaso al proceso de industrialización andaluza. Sin embargo, la industria andaluza mantiene hasta bien avanzado el siglo XIX una participación en el producto industrial nacional bastante pareja a su peso poblacional, entre el 17% y el 18%. No obstante, la comunidad rápidamente se aleja de las dos regiones claves de este desarrollo en la geografía nacional: Cataluña, que hacia 1830 se encuentra sólo ligeramente por encima, y el País Vasco, que sólo superará a la región ya avanzado el siglo XIX.
A partir de finales del siglo XIX y, sobre todo, tras la Guerra Civil es cuando la industria andaluza pierde peso en el territorio nacional. Entre 1930 y 1960 desciende unos siete puntos porcentuales su participación en el producto industrial español y en 1960 aportaba poco más del 8% al conjunto del país.
En la economía regional, la industria mantiene una contribución muy estable hasta los años finales del siglo XX, siempre algo por encima del 20% del Valor Añadido Bruto regional (VAB). El fuerte proceso de terciarización ocurrido en las últimas décadas en la economía andaluza ha reducido significativamente el peso de la industria, que hacia 2006 aportó un 12,2% al VAB.
La agroindustria también ha sido históricamente sector clave de la economía regional contemporánea, tanto por su importante peso en la producción final, como por la dispersión de los subsectores agroindustriales por todo el territorio regional. Desde ciudades medias o grandes, como Jerez de la Frontera y su industria del vino, a pequeños núcleos como Benalúa de Guadix y su histórica industria azucarera.
A lo largo del siglo XX, las provincias de Huelva y Cádiz, junto con la de Sevilla, se sitúan por encima de la media regional en cuanto a intensidad industrial. La de Huelva, primero por el peso de la minería y actividades relacionadas y desde 1964 por acoger un polo de desarrollo especializado en la industria química e implantado en la capital y sus alrededores. La de Cádiz experimenta una recuperación al final de siglo al designarse el Campo de Gibraltar en 1966 como Zona de Preferente Localización Industrial y la Bahía de Cádiz, ya en la década de 1980, como Zona de Urgente Reindustrialización.