“Más de 900 voluntarios han pasado por la Fundación El Gancho en cuatro años y gracias a ellos, el 90% de las donaciones van directamente al proyecto en curso. Son el motor y la gasolina de los retos azules, formando una gran familia donde todos cabemos”
La fundación el Gancho Infantil ha puesto en marcha varias iniciativas para hacer la vida un poco más fácil a los niños hospitalizados y a sus familias. La más conocida es La Azotea Azul, pero no es la única. ¿Cuántos proyectos han visto ya la luz y cuantos están en el cajón?
La Fundación El Gancho Infantil nace en 2018 con el objetivo de cubrir necesidades e intentar solucionar problemas que afectan al mundo de la infancia en nuestro entorno, presentándolos como retos azules. Nuestro primer reto fue La Azotea Azul, en el que trabajamos muy duro, pero con el que también nos ayudó mucho a que la sociedad conociera a esta Fundación como una entidad de voluntarios, que presenta un reto pero que son imposibles de llevar a cabo sin la ayuda de todos.
Y así, en 4 meses, se consiguió la financiación para esa Azotea Azul, aunque estuvimos trabajando durante 6 meses antes de darlo a conocer a la sociedad. Poco después, en 2020, cumplimos nuestro segundo reto, El Sillón Azul, la sustitución de 528 de las antiguas butacas por sillones-camas en 28 hospitales de Andalucía. El 100% de las habitaciones de las áreas de pediatría de la comunidad andaluza para mejorar el descanso de los familiares que cuidan a los menores hospitalizados.
Y desde noviembre del 2020 estamos trabajando por el que es nuestro tercer reto, Tu Casa Azul, que nace de la necesidad de proporcionar “un hogar fuera del hogar” a aquellas familias que se ven obliga das a desplazarse a Sevilla, lejos de su residencia habitual, debido a la enfermedad de sus hijos.
La alianza con la Fundación Infantil Ronald McDonald ha sido y será determinante para la construcción y el futuro de la Casa. A través de un convenio de colaboración trabajamos para mantener a las familias cerca cuando más lo necesitan aportando cada fundación el 50% de la financiación necesaria para la que será la Casa Ronald McDonald de Sevilla. Hemos conseguido el 50% de nuestro compromiso, pero nos queda un largo camino hasta poner la última piedra.
Hacer la vida agradable a los niños enfermos es una gran labor en sí, pero muchas veces no se ve el enorme trastorno que supone para toda su familia vivir una situación de este tipo.
Humanizar la salud es el objetivo de todos nuestros retos. Cuando un niño enferma, de alguna forma, toda la familia enferma… A esta difícil situación, se le añade más tensión cuando además tienen que desplazarse a un hospital de referencia lejos de su hogar y del resto de la familia, dejando sus trabajos alguno de los padres y sin saber el tiempo que tardarán en volver.
Lo ideal es que puedan disfrutar en un ambiente hogareño donde poder desconectar de la enfermedad y compartir con otras familias la difícil situación a la que se enfrentan cada día, e incluso que puedan estar los hermanos juntos. Esto, por un lado, no solo influirá positivamente en la recuperación del niño, sino que ayudará a los padres a centrarse únicamente en lo más importante, en la recuperación de sus hijos.
Mantener a las familias unidas y reducir esa carga económica que supone para esas familias con menores en tratamiento fuera de sus hogares es mucho más que hacerles la vida más agradable, es una necesidad imprescindible para ellos.
Casi no se ha hablado de cómo han vivido la situación de pandemia estos niños y sus familias ¿Qué balance podríamos hacer ahora que parece que lo peor ha pasado?
Si ya es duro y a veces traumática la estancia en un hospital por una enfermedad de un hijo, imaginaros los meses, e incluso más de un año de pandemia. Los niños no podían salir de sus habitaciones, solo podía estar un único familiar, no podían relacionarse con otros niños ni que el resto de sus familiares vinieran a verlos. ¿Podéis imaginar lo que ha sido?
Además, cuando desde fuera ya empezábamos a hacer la vida un poco más normal, en el hospital tenían que seguir manteniendo las mismas normas por Covid para que a ningún niño ingresado se le complicara su enfermedad por el virus.
Hoy por fin ya pueden subir a La Azotea Azul, estar en la escuela, ver a sus hermanos, abuelos, amigos… Siempre con mucha precaución, pero intentando hacerles la vida un poco mejor.
Todos estos proyectos requieren de la implicación de voluntarios. ¿Podemos decir que en este sentido el futuro está garantizado?
En nuestro caso no existiríamos como fundación sin todas esas personas que se acercan para echar una mano en lo que puedan. No solo en la recaudación de fondos, también en comunicación, administración, sensibilización, informática, buscando proveedores, difundiendo cada noticia que contamos, atendiendo a cualquier necesidad que tenemos por muy pequeña que sea… Más de 900 voluntarios han pasado por la Fundación El Gancho en cuatro años y gracias a ellos, el 90% de las donaciones van directamente al proyecto en curso. Son el motor y la gasolina de los retos azules, formando una gran familia donde todos cabemos.
Lo que sí creemos importante es que cada voluntario debe elegir el sitio donde se encuentra más cómodo, donde crea que puede aportar más y sentirse más útil, porque es la manera de continuar en el tiempo y hacer de los retos algo suyo.
Si pudiéramos soñar a lo grande, díganos ¿qué proyecto le gustaría poder poner en marcha?
Si pudiéramos soñar a lo grande hoy… sinceramente sería contar con el 100% de la financiación de Tu Casa Azul en el menor tiempo posible para seguir soñando. ¡Nos quedan más de 600.000 euros que recaudar! ¡Eso es soñar a lo grande! Jajaja.
Hay mucho que hacer por la infancia pero es importante ir reto a reto, garantizar la sostenibilidad de cada uno de ellos y una vez conseguida la financiación del proyecto en curso, trabajar durante unos meses en cuál debería ser el cuarto reto.