Rafael Gálvez. Responsable de Exportación Luque Ecológico
Siete generaciones de tradición olivarera y cinco de tradición molinera, ¿qué puede contarnos de su trayectoria?, ¿cómo dieron el paso al mercado exterior?
Nuestra entrada en el sector ecológico, a finales de los años 80, no fue fruto de una moda, sino todo lo contrario. Nosotros teníamos una convicción total de que existía una manera de producir diferente. No queríamos ser la primera generación que aplicara productos químicos en el olivar tradicional, y esto era algo que nos inculcaba nuestro fundador, José Antonio Luque, mi suegro, ya que él había visto muchas maneras distintas de producir. Él era director general de una empresa aceitera muy conocida en esa época y había hecho muchos viajes alrededor del mundo. Desde ese momento, él quiso inculcar estos métodos a las generaciones posteriores.
Nosotros estuvimos presentes en el desarrollo de la agricultura ecológica en España, cuando no había consejo regulador y hubo que desarrollar la normativa y los protocolos, e incluso participamos en las primeras directivas del Comité de Agricultura Ecológica Andaluz. Desde siempre hemos estado muy implicados en que el sector se desarrollara desde un punto de vista formal y legal.
¿Cómo dimos el paso al mercado exterior? Como puedes imaginar, en aquella época, nuestro producto no era apreciado ni conocido en España, por lo que, obligatoriamente tuvimos que salir al mercado exterior y el 100% de la producción en ese momento se dedicaba a mercados internacionales. El producto ya se conocía en los mercados exteriores y ya existía cierta demanda, con lo cual nosotros tuvimos que salir obligatoriamente desde el minuto 0. Nuestra vocación exportadora está presente desde el inicio, y seguimos siendo una empresa netamente exportadora. Estamos presentes en más de 20 países y hemos tenido que recurrir a muchos medios que la administración nos ha ido ofreciendo para ayudarnos a conseguir esa internacionalización.
¿Qué productos exporta actualmente la empresa?, ¿cuáles son los principales mercados a los que exportan?
Evidentemente nosotros somos una empresa con una tradición olivarera y aceitera muy amplia, de varias generaciones, por lo que el aceite de oliva virgen extra ecológico Luque es nuestro principal producto. Después de tantos años saliendo a esos mercados hemos ampliado poco a poco nuestro catálogo. Había demanda de ciertos clientes para desarrollar productos relacionados con el aceite de oliva y poder contar con un portfolio más amplio. Ahora tenemos varios vinagres ecológicos como también tenemos dos Pedro Ximénez y un Jerez; tenemos gazpacho ecológico y aceitunas de mesa ecológicas.
Como comentaba, estamos presentes en más de 20 países en el mundo y los principales mercados son Japón, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, Australia y Países Bajos.
¿Qué desafíos ha enfrentado la empresa de sus operaciones internacionales y cómo los ha superado?
Los mercados exteriores son, sobre todo, muy exigentes en cuanto a la calidad. Ahí es donde más hemos tenido que trabajar. Partimos con cierta ventaja porque nuestro producto es ecológico, pero la responsabilidad medioambiental y social que están pidiendo en esos mercados cada vez es mayor. Nos hemos tenido que ir adaptando, e incluso anticipándonos a ciertas exigencias; por ejemplo; fuimos la primera almazara en contar con la certificación IFS (International Featured Standars), un estándar muy reconocido a nivel mundial de seguridad alimentaria. Eso lo hicimos en el 2006 y fue un reto importante para una empresa familiar en un sector que no estaba en auge.
A partir de ese momento otras empresas lo hicieron también, pero nosotros fuimos pioneros, nos encontramos muchas trabas e impedimentos que tuvimos que superar, al igual que nos pasó con la agricultura ecológica.
Otro ejemplo fue el desarrollo de envases metálicos con el recubrimiento interior libre de BPA (bisfenol A). También fuimos la primera empresa que lo hizo. Era un producto que se estaba eliminando de los mercados y nosotros cuando llamamos a la puerta del proveedor nos decían que eso no se lo había pedido nadie todavía y, efectivamente, aquí hay una empresa de Castro del Río muy proactiva y que se está preocupando por un tema que le están pidiendo desde los mercados exteriores.
¿Qué innovaciones ha introducido Luque Ecológico para mejorar su competitividad en el mercado global?
La preocupación medioambiental siempre ha estado muy presente en toda nuestra actividad. No concebimos ninguna actividad, agrícola o empresarial, que no tenga en cuenta los aspectos de sostenibilidad. En nuestra cabeza siempre está el pensamiento de que las empresas y los proyectos tienen que pervivir y no hay que olvidar ninguno de los aspectos relacionados con sostenibilidad, que son los medioambientales, sociales y, por supuesto, económicos. Cuando llegas a esos mercados y ves el sello de agricultura ecológica, está muy bien, pero se necesita más información, ¿qué es lo que realmente estoy aportando a la sociedad? Hay que dar más información, eso es vital.
En 2008 nos encontramos con la posibilidad de comunicar algo en la etiqueta, que era la huella de carbono, algo que hoy en día preocupa a muchas empresas y se ha vuelto muy recurrente. Nosotros en 2008 ya desarrollamos un protocolo propio para calcular la huella de carbono de nuestro producto. Eso fue una innovación tremenda y lo seguimos haciendo, hemos dado algún salto con respecto a los protocolos y estamos certificados bajo EPD (Declaración Ambiental del Producto), pero la innovación principal y lo que nos ha hecho llegar a ciertos mercados es tener huella de carbono.
Por otra parte, como todos nuestros proyectos están relacionados con medioambiente y sostenibilidad, hemos lanzado formatos de aceite de oliva diferentes, relacionados con distintos aspectos sostenibles; por ejemplo, uno es “Mantenimiento de Biodiversidad” hay una variedad en nuestra zona que se llama “pajarera”, que se estaba perdiendo porque no es muy productiva, y nosotros estamos manteniendo la variedad y hemos lanzado una edición limitada de ese producto; otro formato que lanzamos el año pasado fue un aceite de oliva de olivos centenarios. Igual que se están eliminando los árboles de la variedad pajarera, los olivos centenarios que no son muy productivos, en nuestra zona se están eliminando y se están dedicando, la mayoría, para leña. Estamos perdiendo un material genético y un patrimonio histórico muy importante. Eso es un legado que nos han dejado las generaciones anteriores, por eso, hemos lanzado una edición que se llama “Luque Paleo”, y va solamente con aceites de olivares centenarios. Es una maravilla porque son variedades que no están catalogadas, desconocidas, de hecho, tenemos un proyecto con el Banco Mundial de Germoplasma de la Junta de Andalucía, aquí en Córdoba, y han venido en septiembre a catalogar estas variedades que no tienen identificadas. Es una reserva genética muy importante que pueden ser de mucha ayuda en un futuro.
¿Cuáles son los planes futuros de la empresa para expandir su presencia internacional?
Indudablemente tenemos que seguir dando a conocer el producto en muchos países que aún no estamos o que nos tenemos todavía que afianzar más. Recientemente hemos estado en países como Noruega, Finlandia o Sudeste Asiático, hablando con proveedores y dando a conocer nuestro producto. Acabamos de entrar en el mercado de China, que es un mercado muy difícil de penetrar por todas las exigencias que imponen y por fin hemos conseguido entrar en ese mercado en esta última campaña en la que hemos conseguido la certificación necesaria. Por último, es muy importante para nosotros mejorar la presencia en Estados Unidos, que es mercado más importante de productos ecológicos del mundo.