La pandemia ha cambiado nuestros hábitos de alimentación, cuidarnos y cuidar la alimentación de nuestras familias se ha convertido en objetivo fundamental para todos.
Nuestra cesta de la compra se ha llenado de productos saludables, frutas, verduras y productos de km0. Miramos el etiquetado y buscamos productos sostenibles con el medioambiente.
De esta necesidad nace el movimiento “Real Food” que apuesta por la denominada como “comida real”, es decir, productos mínimamente procesados o cuyo procesamiento no ha empeorado su calidad o reducido sus propiedades. Este movimiento, de moda en todo el mundo, defiende el derecho a una alimentación saludable y respetuosa con el medio ambiente.
Los realfooders son los adeptos a este movimiento, que pronto se ha convertido en casi un estilo de vida. Son, quizá, los que mejor han interiorizado ese concepto de dieta saludable de la FAO, pero ¿qué come y qué no come un realfooder?
Alimentos no procesados, mínima- mente procesados o cuyo procesamiento no los altere negativamente. Por ejemplo: verduras, tubérculos, hortalizas y frutas; frutos secos, legumbres, hierbas, especias
y semillas; café e infusiones; cereales 100 % integrales o de grano entero; pescado, marisco y carnes sin procesar; huevos y leche fresca.
Los realfooders evitan a toda costa alimentos utraprocesados, estos preparados industriales, además de ser menos saludables, son uno de los principales causantes de la obesidad a todas las edades. Algunos ejemplos de estos alimentos son: bollería industrial, cereales refinados, snacks salados, chucherías, precocinados listos para calentar o freír, etc. Evitan el despilfarro y adquieren únicamente la cantidad de alimentos que vayas a consumir. Apoyan el comercio justo y eligen alimentos que promuevan una relación comercial respetuosa.
Muchas empresas agroalimentarias estás enfocando sus nuevas líneas de negocio a este movimiento, sacando líneas de producto “Realfood” con precios desorbitados en los lineales, sin saber lo que hay detrás de una campaña de marketing o el producto en sí.
¿Moda o salud?
Nuestro marco de pensamiento cambia, y en lugar de obsesionarnos en contar calorías y grasas, la valoración del alimento la focalizamos en su origen natural. Una dieta basada en la comida real propone una gran gama de alimentos que se deben consumir como la carne, el pescado, los mariscos, la verdura, la fruta, los frutos secos, las hortalizas, los lácteos… Eso sí, sin aditivos dañinos añadidos, ya que los propios alimentos tienen suficientes valores nutricionales para satisfacer nuestro estómago y cuidar de nuestra salud.
Come sano sin obsesionarte
No te obsesiones. Con lo que tenemos que quedarnos es con un mensaje importante: comer verduras, hortalizas, legumbres, carnes naturales, frutas, pescados y mariscos, y reducir el consumo de productos superfluos. En definitiva, nuestra maravillosa dieta mediterránea donde el aceite de oliva virgen extra es la estrella.
Pero si un día nos apetece un helado industrial, no tenemos que sentirnos culpables por ello. Hay que darse caprichos de vez en cuando, aunque sea por salud mental. Somos lo que comemos…Somos lo que pensamos.