¿Cuáles son los principales retos del sector del aceite de oliva en España actualmente?
En primer lugar, a día de hoy, la sequía. El problema de la sequía es el más importante. Este año, la pluvimetría ha bajado a mínimos con los que no se contaba desde hace 80 años.
Otro problema es la inexistencia del relevo generacional. La mayoría de nuestros socios son socios mayores de 60 años y detrás no hay la suficiente gente joven interesada en el campo. Otro reto es el tecnológico, existen nuevas plantaciones que vienen con nuevos sistemas de producción intensivos, cuya rentabilidad está estudiada y el sector debe afrontar una reconversión, porque el olivar tradicional tiene unos costes de producción muy elevados y problemas con el personal de recolección, cada vez hay menos.
La gente, por lo general, no quiere trabajar en el campo. Tecnológicamente, a nivel industrial, estamos ya inmersos en un sistema de trazabilidad bastante bueno, pero que
se puede mejorar. En nuestras manos está la reconversión y el relevo generacional, pero cómo afrontaremos la sequía está en manos de nuestros políticos.
Es fundamental una política efectiva para aprovechamiento de los recursos hídricos.
¿A qué cree usted que se debe la falta de jóvenes ante el inminente relevo generacional?
Yo creo que el problema tiene como base la cultura actual, que invita mucho a vivir en ciudad, a otro tipo de vida lejos de la rural, los pueblos se están empobreciendo, les falta vida. Buscan otro tipo de oportunidades, aunque desde el punto de vista laboral y salarial podría ser interesante para la salida del trabajo de muchos de ellos, pero, generalmente, no es atractivo porque es un trabajo muy sacrificado, no es tan cómodo como estar sentado en un despacho o viajando. Es un trabajo que tienes que vivirlo, que tiene que gustarte.
Asimismo, las condiciones económicas no son siempre las esperadas, actualmente a la gente se le quitan las ganas de seguir con las explotaciones porque la rentabilidad cada vez es menor, están subiendo los costes, el personal es difícil de encontrar y el trabajo es duro.
¿Están notando la influencia de la situación bélica que se está viviendo en Europa?
Sí, lo estamos soportando ya. De hecho, los costes de la energía están tensionando mucho al sector. El gasóleo agrícola está tomando precios nunca antes vistos. El coste de la electricidad, a nivel productivo en campo, está afectando a la maquinaria empleada, hay poca agua, pero las bombas de riego y demás maquinaria que consumen electricidad son casi inviables emplearlas.
Y luego, en el proceso agroindustrial, todos los costes de producción están subiendo, ahora mismo estamos sopesando la posibilidad de parar nuestra extractora de aceite de orujo, la cual tiene un consumo considerable de electricidad y, dada la situación, nos planteamos parar la planta unos días a ver qué ocurre.
Tenemos mucha incertidumbre en relación a los precios, porque hay una subida del aceite de girasol que está provocando a su vez una subida del precio del aceite de oliva. No sabemos a dónde vamos a parar y cómo va a influir esta situación en el consumo.
Con respecto al consumo de aceite de oliva, ¿han notado ustedes una disminución de su consumo en los últimos años?
El consumo en España es bastante estable y fluctúa ligeramente en función del precio, cuando sube de niveles de los 4 – 4,50 euros (en el lineal del super) tiende a bajar, y cuando está en niveles de 3 – 3,50 euros aumenta el consumo, a costa de otros aceites más baratos, pero el consumo medio está más bien estancado. Nuestro objetivo se ubica en otros países que sí están teniendo un crecimiento importante.
Estamos haciendo un esfuerzo dirigido a la exportación, sobre todo de cara a Estados Unidos, hasta tal punto que el 50% de nuestra producción se exporta fuera de España.
En este sentido, sigue siendo la exportación un mercado clave en este sector, ¿verdad?
Claro, porque la producción de un año normal en España triplica la demanda de consumo anual, y hay que buscar salida al producto. No somos como Italia que produce menos de lo que consume, nosotros triplicamos nuestra producción a la demanda del país, no nos queda otra solución que buscarnos la vida fuera de él.
¿Qué proyectos se plantea la Cooperativa Olivarera La Purísima para este año?
Tenemos planteado optimizar el consumo eléctrico introduciendo placas fotovoltaicas para cubrir un 20% de nuestra demanda en una primera fase, estamos terminando la instalación de un nuevo software industrial en la fábrica y teníamos previsto un cambio del horno secadero para la extractora, pero debido a los precios que están tomando el acero y las materias primas se ha disparado el presupuesto y hemos decidido esperar a ver qué pasa el próximo año.